Tres meses se fueron muy rápido, en los cuales habían estado teniendo misiones tras misiones y el tiempo juntos se redujo.
En ese período Giyu volvió a experimentar el miedo de tener que perder a alguien que amaba. Las apariciones de los demonios eran más frecuentes por lo que cazadores estaban muy activos y pilares siendo asignados a lugares dónde los novatos no podían ir.
Su pareja era alguien fuerte y eso lo tenía más que claro pero la preocupación de que algo malo fuera a suceder le carcomía la cabeza.
Cuando lograron tener un tiempo para ellos, Kyojuro lo notó muy distraído y le preguntó si le ocurría algo. Con un poco de duda procedió a contarle sus preocupaciones y entre ellas acabó sollozando en el pecho del menor.
Rengoku lo entendía, las posibilidades de no volver de alguna misión siempre yacían presentes pero intentaba no pensar demasiado en ello.
No le importaba morir por proteger a los demás, pero desde que se volvieron pareja, el rubio siempre quería terminar lo más rápido posible su misión para estar junto a Giyu; poder abrazarlo y besarlo expresando cuanto lo ha extrañado.
Llegó a replantearse todo, también le inquietaba que su chico no regresara de alguna de sus misiones pero trataba de mantener la calma y sonreír para no preocuparle.
Acarició los cabellos oscuros, sintiéndose libre de también expresar sus temores. Tomioka se sorprendió un poco, pero terminó abrazándole diciendo que se mantendría con vida para poder regresar junto a él.
Fue ahí que una idea le vino a la cabeza, retirarse. Dejar la organización para poder tener una vida juntos como personas normales.
La propuesta le tomó desprevenido al rubio pero el azabache solo se lo planteó, no era algo que debían hacer a la de ya. En la mente del ojos bicolor le resultaba atrayente, quería estar con Tomioka y de paso podría llevar a Senjuro con ellos para librarlo de los malos tratos de su padre.
Envejecer junto al que era el amor de su vida y cuidar de su hermanito hasta que este hiciera su propia familia. Definitivamente tenía que hacerlo, pero para eso debían hablar primero con su superior.
Estando frente al patrón, expusieron sobre su idea de salir de los cazadores. El mayor escuchó atento a sus dos hijos, brindado una sonrisa aprobando su petición. Era conciente de la relación de ambos y quería que fueran felices, solo les aviso que antes de irse debían completar un par de misiones más.
Los chicos no se negaron y mostraron su total agradecimiento ante su aceptación.
Kyojuro le informó que debía ir a su casa para avisarle a su padre y hermano, despidiéndose con un beso en los labios se marcharon por caminos diferentes.
Antes de oscurecer Giyu decidió cocinar su plato favorito para la cena, cambió su ropa y se puso manos a la obra. Kanzaburo le miraba desde la ventana, al poco tiempo otro cuervo se plantó al lado suyo.
Tocaron la puerta, deteniendo su actividad fue a ver de quién se trataba. Se alarmó cuando vió la marca de un golpe en el rostro del rubio, dándose cuenta que en su espalda traía a su hermano menor quien temblaba entre sollozos.
Los hizo pasar rápidamente, llevándolos a la pequeña mesa de la cocina donde el rubio bajo al menor y lo sentó en una de las sillas. Giyu preparó un té con unas hierbas que ayudaban a controlar los nervios, que suerte que Shinobu le enseño a prepararlo.
Le ofreció el pequeño vaso, cosa que el Rengoku menor agradeció con un ligero sonrojo en sus mejillas húmedas. Dió una mirada a su pareja pidiendo una explicación, a la vez que revisaba el golpe en su pómulo izquierdo.
ESTÁS LEYENDO
Una Razón Para Sonreír •|RenGiyu|•|KNY|•
Fiksi PenggemarDespués de todo, el merecía ser feliz. -Prohibida la copia y adaptación total/parcial de esta historia. -Historia 100% mía. -Los personajes son propiedad de Koyoharu Gotoge -Las imágenes y separadores tan poco son mías, créditos a sus respectivos a...