Los días se hicieron semanas.
Las semanas se transformaron en meses, hasta que se cumplió un año más.
Un año dónde el amor entre dos pilares creció cual flores en primavera. Un amor tan puro, inocente y hermoso, en el que abundaban las palabras bonitas, mimos y besos prendados de dulzura.
Ambos jóvenes se encontraban en la residencia del pilar del agua, tomando un té mientras hablaban de sus últimas misiones.
A veces el rubio le robaba besitos en los labios a su pareja solo para ver su rostro tornarse rosita. Si bien ya llevaban tiempo estando juntos, aún no evitaban sonrojarse antes esas pequeñas muestras de cariño tan repentinas.
Tomioka jamás protestaba, en cambio solo hacía un pequeño puchero para intentar disimular lo avergonzado que llegaba a sentirse, ocasionando que su pareja riera diciéndole lo hermoso que era verle de esa manera.
Sintió los brazos del rubio rodearle en un abrazo, ocultando su cara en su hombro y dejando pequeños besos en su cuello haciéndole sonreír y dar pequeños suspiros por ello.
La tarde dió paso a la noche, en dónde durmieron abrazados mientras se decían lo mucho que se amaban.
Una semana más tarde tuvo que ir de misión junto a Shinobu. Se adentraron al monte Natagumo, separándose para encontrar al demonio que habitaba en el lugar.
Lo encontró y cortó su cabeza sin esfuerzo, viendo al chico herido frente a él tener compasión por el alma del demonio. Le observó con mayor atención, era él.
Salvandole de nuevo, esta vez de su compañera, le ordenó que se marchara con su hermana. Sin rechistar el chico obedeció, tomando a su hermana en brazos para correr lejos del lugar.
Un pequeño enfrentamiento con preguntas de por medio, pero no respondería; aún no. Justo cuando una cuchilla iba directo a su rostro para liberar a la pilar, el cuervo anunció el regreso a la cede.
Ambos pilares salieron del lugar y él pensaba que iba decir el rubio en cuanto se enterara de lo que hizo hace un par de años atrás.
Estando reunidos todos pero alejado del resto incluyendo de su pareja, con un rostro de serio sin saber que decir. El patrón llegó, dónde se informó la situación con el par de hermanos y las condiciones que habían puesto en caso que la chica devorara a un humano.
Los ojos bicolor de Kyojuro se posaron en el azabache, incrédulo y confundido del por qué el actuar de Tomioka. Y cuando Sanemi puso a prueba a la demonio, por un momento temió por la vida de su chico. Afortunadamente, la demonio rechazó la sangre y pudo respirar con algo de alivio.
Cuando la reunión finalizó buscó con la mirada al azabache pero no lo encontró en ningún lado. Se dispuso a ir a la residencia de este, asumiendo que tal vez se encontraba en ella. Tuvo razón, le encontró sentado en el engawa viendo el cielo con una expresión perdida.
Se acercó lentamente sentándose a su lado, con el pasar de los minutos el silencio le incómodo. Pero para su sorpresa, Giyu fue el primero en romperlo.
Explicándole sus razones para dejar vivir a la demonio, le escuchó atentamente y no interrumpió en ningún momento. Cuando finalizó de hablar, el azabache le miró directamente, en sus ojos se percibía la preocupación y el miedo. Miedo de que sus actos le hicieran alejarse y perder la relación más linda que había tenido hasta ahora.
Por eso cuando las pequeñas gotas de agua se acumularon en los iris azules, no dudó en estrecharlo en sus brazos y decirle que lo entendía. En parte no del todo, pero confiaba plenamente en Tomioka y eso era suficiente.
En ocasiones el azabache fue a visitar a Kamado a la finca mariposa, en donde este le contó varias de sus experiencias en cuanto a sus misiones. Y sin darse cuenta le cogió gran cariño al burdeo y a su pequeña hermana.
Un par de semanas después tuvo que ir de misión junto a su pareja, al parecer habían unos demonios secuestrando niños y mujeres de entre los 18 a 20 años.
Fue algo difícil pero con un gran trabajo en equipo pudieron derrotarlos y rescatar al último par de personas que se habían llevado.
Regresaron al lugar de hospedaje, donde tomaron un baño para limpiarse la sangre y suciedad y poder dormir cómodos. Cuando tuvieron colocadas sus respectivas yukatas de color blanco, se acostaron en el futon para acurrucarse como siempre hacían cuando dormían juntos.
Las frases de amor no se hicieron esperar por el lado del rubio, provocando en el azabache la sensación tan conocida como mariposas en el estómago junto al grato calor en su pecho y la pequeña sonrisa tierna en su rostro.
Juntaron sus bocas para llenarse de besos cargados de cariño, con el paso de los minutos la intensidad de estos fue subiendo, ahora sus lenguas se encontraban entre ellas al tiempo que las caricias en la espalda de Tomioka fueron bajadas a sus piernas por sobre la yukata.
El rubio se posicionó encima suyo, separándose del candente beso por un momento. Le acarició la mejilla derecha con suavidad, mirándole con ojos cargados de amor que buscaban transmitir el deseo interno que llevaba por dentro.
Giyu lo entendió, con un sonrojo en su rostro solo asintió; dándole el permiso al pilar de fuego para continuar; ocasionando que sonriera y le plantara un beso en la frente con la promesa de no lastimarlo.
La ropa sobró, el cuarto se inundó de los tiernos jadeos y gemidos del pilar del agua ante los toques del rubio sobre su piel.
Su cuerpo fue recorrido por los labios y manos contrarias, experimentando nuevas sensaciones que jamás había sentido y que ahora solo le hacían querer mucho más.
Cuando llegó la hora no pudo evitar sentirse temeroso, pero con Kyojuro sujetando sus manos y propiciando besos logró tranquilizarse.
Estocada tras otra, cada una le hizo enloquecer y suplicarle al otro por más. Besos para nada inocentes y el sonido de las pieles impactar entre ellas, envueltos en un aire de lujuria concentrados nada más en llenarse de placer tanto como les fuera posible.
Esa noche se unieron por primera vez, entregándose en cuerpo y alma; confiando en el infinito amor que decían tenerse.
Lo hicieron hasta que ambos no pudieron más, cansados pero satisfechos se miraron con una sonrisa boba y Tomioka solo pudo pensar en lo feliz que era.
Había vuelto a encontrar otra razón para sonreír, la misma que ahora le daba besitos en la mejilla y acariciaba su espalda.
Kyojuro Rengoku.
Buenas noches hermos@s <3
Espero que os estén bien :3
Aquí io con el segundo cap de esto.
Estoy llorando al ver esto, no sé por qué xd.
Bueeeh espero les guste. Sin más que decir me despido.
Nos vidrios en el siguiente cap
-Nico <3
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Una Razón Para Sonreír •|RenGiyu|•|KNY|•
FanfictionDespués de todo, el merecía ser feliz. -Prohibida la copia y adaptación total/parcial de esta historia. -Historia 100% mía. -Los personajes son propiedad de Koyoharu Gotoge -Las imágenes y separadores tan poco son mías, créditos a sus respectivos a...