II. Molestia

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Griffith despertó en una cama muy elegante a la cual no recordaba haberse acostado; "Quizás Pippin me trajo aquí".

Salió de la cama ignorando por completo la presencia de la persona que dormía a sus espaldas, la princesa Charlotte cometió un fallido intento de drogar a Griffith, pero no terminó como ella quiso.

Dejando la habitación y a su acompañante buscó a Casca y al resto de capitanes para llevarlos con él a las barracas, tenía que dar la noticia de que ahora se había convertido en un noble de Midland y que la Banda del Halcón ya no sería un grupo mercenario.

"Donde estas?".

Se preguntó en su mente al recordar a Guts, en toda la noche no había visto por ningún lado a su mano derecha, cosa que se le hizo extraño ya que le ordenó vestir bien para la noche, pero no se presentó.

Su cara demostró su disgusto al notar que lo habían desobedecido, y más aún quien lo hizo fue Guts.

-Quizás sólo se quedó dormido-.

-Quién se quedó dormido? -.

Casca había llegado con su armadura, aunque se le veía un poco cansada por lo mucho que bailó con las nobles.

- ¿Casca, sabes donde se encuentra Guts?-.

Casca abrió los ojos, ahora que lo pensaba no había visto a ese loco de la espada por ningún lado.

-Sincera mente, pensé que tu sabías sobre ello al respecto Griffith-.

-Hmm-.

La respuesta de la morena fue molesto para él, donde diablos estaba Guts y por qué no estaba aquí a pesar que le ordenó acompañarlo.

-Iré por él, seguro ese patán se quedó dormido en las barracas-.

Casca se fue corriendo perdiéndose en la vista por la lejanía de los pasillos, Griffith suspiro con un extraño alivio.

Caminando por el mismo camino por el que estuvo ayer contempló a través de la ventana el paisaje de Midland, faltaba poco para que todo eso fuera suyo, ya solo faltaba la mano de Charlotte y tendría absolutamente todo lo que quería antes de sus 30 años.

Aún que ya no sentía la misma pasión por ello desde hace meses, como si perdiera el interés por algo que aún no entendía y le aterraba comprender, en sus sueños miraba el gran castillo alejándose más y más pero también veía una sombra que advertía de una presencia a sus espaldas, la sombra demostraba que esa persona Dra grande pero aún no distinguía bien quien es, eso sí, esa silueta le daba mucha tranquilidad y una molesta confianza.

A veces quería dar una vuelta y mirar a la persona que le hacía olvidar su sueño, pero siempre sentía una fuerza que lo detenía.

Se alejó de la ventana y fue hacía las barracas. En su paso por el castillo noto que aún había unos cuantos nobles durmiendo por ahí de lo cansada y borrachos que estaban, incluso Corkus, estaba pegándose un buen sueño acostado en el jarrón de ponche grande del que tanto bebió con las damas.

Por supuesto la escena le hizo reír un poco, pero siguió su camino.

Cuando puso un pie fuera del castillo lo primero que sintió fue el frío de Midland abrazándolo por todos lados, su resistencia al frío no era tan buena, pero podía tolerarlo por un tiempo, al menos hasta llegar a las barracas.

-¡Griffith!-.

Casca llegó corriendo con la cara pálida y muy asustada, como si hubiera visto un fantasma, no sabía cómo comunicarle la idea a Griffith sin que este se enojara en grandes proporciones.

-¡Griffith, Guts abandonó la banda del halcón! -.

La piel del pelo azul se volvió blanca ya que la sangre se había ido de él, sus ojos se afilaron al instante en que escuchó eso demostrando sorpresa e ira.

-Casca, más te vale que no sea una broma o de verdad me voy a enojar-.

Casca se asustó por la expresión de enojo que tenía Griffith, jamás lo había visto hacer una cara así, no por ella al menos.

-No Griffith, no es una broma, Guts dejó una carta y algunos regalos que le dieron los campesinos y soldados-.

Griffith estaba en absoluto silencio guardando su ira y enojo, no podía creer lo que estaba escuchando sus oídos, jamás en la vida alguien se había revelado en su contra y mucho menos abandonado.

-Donde esta esa carta? -.

-E...en las barracas de los capitanes-.

Casca se asustó un poco al sentir que algo voló y pasó muy rápido a su lado, Griffith fue eso que pasó, fue tan rápido que levantó su pelo. Casca solo vio a su capitán ir en busca de su compañero, cosa que le causó tristeza, igualmente tiene que aceptar que solo es un, pero para Griffith y nada más que eso.

Mientras el pelo azul corría cuanto pudiera no para de repetir en su cabeza las palabras que le ha dedicado a Guts en diferentes momentos.

"Me perteneces"
"Eres mío"
"No dejare que te escapes"

Llegó a las barracas y derribó la puerta de una patada, con sus ojos prácticamente endemoniados buscó con la mirada la cama de Guts esperando verlo afilando su espada o poniéndose su armadura.

No vio nada, caminó hasta su cama y notó el sobre abierto junto a algunos objetos que recibía Guts de vez en cuando.

Su olor aún estaba por aquí lo que significa que no se encontraba muy lejos de Midland.

"Hmmm"

Sus ojos se afilaron aún más por su ira, Griffith no lo comprendía, pero este acto era un fuerte golpe a su ego y toda la imagen endiosada que el mismo se pintó durante todos estos años.

Corrió a través de la derribada puerta en dirección hacia las afueras de Midland, tantas emociones chocaban en su interior en este momento, se sentía estúpido.

Durante la batalla de Doldrey, antes del asalto a los últimos militares de Tudor que se refugiaban en la parte alta del fuerte pudo ver en la mirada de quien consideraba su objeto más preciado un dolor y sentimiento de melancolía en la mirada.

Aún que ahora que lo pensaba, Guts llevaba cierto tiempo tomando distancia con él y varios miembros de los halcones, fue hace años?, fue cuando cayó por el vacío con Casca? No recordaba cuando, pero Guts a pesar de estar presente tenía su mente en otro lado y no entendía el porqué de sus actos.

"Hey un momento!"

El guardia que cuidaba la entrada gritó al ver a Griffith correr hacia el pero poco pudo hacer al ver que el pelo azul siguió de largo.

Griffith llegó hasta la colina de nieve en la que sentía del olor del espadachín, pero lamentablemente su pista terminaba aquí por culpa de la nieve.

Cayó de rodillas ante el fuerte dolor que estaba sintiendo en su corazón al punto de arrancar un poco de su piel con sus dedos que no tenían uñas.

Este dolor que sentía le explotó por completo en el interior, recordó todas las malas y buenas experiencias vividas por los últimos años.

Cuando perdió su virginidad buscando financiación.

Cuando conoció a Guts por primera vez cuando mató al titán de aquella fortaleza.

Cuando fue idolatrado por todos hace unas horas.

Cuando fue golpeado de pequeño solo por ser de clase baja.

Y a pesar de llevar una buena racha de años de ser adorado como un dios le dolía mucho ser abandonado por uno de los tantos soldados que le seguían.

Para ser un narcisista esta experiencia es traumática pero aterradora, ni siquiera con Casca estando cerca de morir sentía este enorme pesar en él.

"Prometiste ser mío el resto de tu vida".

Era un niño, a pesar de tener casi 30 años lloraba como si fuera un niño al que le acaban de quitar la ilusión. Tanto que cayó desmayado en la nieve.


Dos HalconesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora