En la mira

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Un día más a la rutina, cansada de esta vida cíclica en la que me envolvía, nada fuera de lo común. Bañarme, prepararme un café, trabajar y desear que llegue la hora de salida.

Esos eran mis días, no había nada de especial en ellos... de hecho comenzaba a considerar si realmente había algo mal conmigo, pero los pensamientos se esfumaban al recordar que la vida de todos es así a los veintes.

Nadie conoce su rumbo, nada tiene sentido, todo es demasiado caro, ocupamos terapia, no tenemos dinero y nadie es realmente feliz, ¿Y el amor?, era esa clase de fugitivo en mi vida, cuando comenzaba a creer que podría encontrarlo algún día, cada hombre que conocía me recordaba que mis estándares eran muy altos y ningún cercano podría llegar a cumplirlos, en conclusión  tendría que nacer otra vez para poder encontrarlo.

Que lenta pasaba mi semana, apenas era Miércoles y yo solo deseaba que fueran las 6:00 pm para cerrar mi computadora y dormir. Últimamente todo me cansaba más de lo normal y solo disfrutaba el tiempo que pasaba con mis amigas.

Pero aquí estaba, una vez más a las 2 pm decidiendo que comer; parada frente a el refrigerador que estaba lleno de "no se me antoja nada y me da flojera cocinar" , así que me dispuse a pedir comida y esperar a que no se equivocaran en mi orden, como seguido lo hacían.

.....

El timbre sonaba a la distancia y escuchaba distorsionado aquel ruido insistente que hacía que me pusiera de malas. Debía cambiar mi timbre lo antes posible. —pensé.

— ¡¡¡No puede ser, la comida!!! — Grité mientras me ponía rápido de pie y corría a la puerta.

Olvide por completo que mi comida venía en camino y me quede dormida en la sala, seguro el repartidor estará molesto por no recoger mi pedido a tiempo, ¿Llevará mucho tiempo tocando?

Abrí rápidamente y sin alcanzar a decir "hola", aquel hombre que vi frente a mi entró a mi departamento cerrando con  fuerza la puerta detrás de él, mientras respiraba un poco agitado.

Yo quede justo ahí frente a él pasmada... con un miedo que crecía dentro de mi por cada milésima de segundo que pasaba.

— ¿Qué haces? ¿QUÉ CARAJOS TE PASA?, ¡Sal de mi departamento! — logre gritar mientras retrocedía de aquel gran hombre parado frente a mi.

— Trataré de irme lo antes posible, solo mantente callada 5 minutos, sería de mucha ayuda si no gritas. — dijo aquel hombre con tono seco.

¿Y a este tipo qué le pasa? ¿Cómo voy a mantener la calma si un desconocido entra a mi casa y me pide que no grite? , debe estar loco o tomado, o peor aun drogado.

— Si no sales de mi departamento en este mismo segundo te juro que comienzo a gritar y mis vecinos correrán a ver qué pasa conmigo.

Aquel hombre giró levemente la mitad de su cara hacía mi, en señal de que prestaba atención a lo que yo le gritaba. Solo podía ver sus ojos rasgados a través de la pequeña abertura de aquel casco que llevaba puesto. Sin duda no era el repartidor de mi comida pero que carajos estaba haciendo y peor aún... dentro de mi departamento.

— Ok, lo entiendo.. tienes miedo y comienzas a gritar para imponer tu presencia pero está bien, no vengo a secuestrarte ni mucho menos robarte, si eso es lo que piensas. Solo necesito que guardes silencio 5 min, estes quieta y me voy, ¿Es mucho pedir?

Todo esto terminó de decirlo sin dirigirme ni una sola mirada y prestando atención a la mirilla de mi puerta, observando si alguien se encontraba por el pasillo, esto tenía muy mala pinta y sabía que no iba a acabar bien..  Se notaba que estaba huyendo de alguien o de algo y sea lo que sea, me arrastraría con él.

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