89. Para mi princesa

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Shi-An: "¡¿......?!"

La temperatura de las yemas de los dedos de Mu Heng era abrasadora, con una sensación de indagación puramente fría, cayendo silenciosamente sobre él.

Sin embargo, hay una cosa que dijo Mu Heng que es correcta. Como cazador de dragones, su toque activo es de hecho más propicio para la absorción del poder mágico.

Pero a medida que se acelera la absorción del poder mágico, la extraña y extraña sensación se eleva profundamente en el cuerpo.

Shi An se acurrucó inconscientemente, tratando de encogerse en una bola.

En este momento, una voz ansiosa del gusano demonio de repente salió de mi oído:

"¡Mi señor! ¡Mi señor!"

Shi An parpadeó y tardó dos segundos en darse cuenta de que el Demon Worm debería estar comunicándose con él en forma de alma.

"¡La velocidad de la oficina es más rápida de lo que pensábamos!" Su voz era urgente y apremiante: "¡Han encontrado el camino hacia la montaña, y deberían estar allí en veinte minutos como máximo!"

Shi An despertó del estado caótico.

Se liberó del confinamiento de Mu Heng e hizo todo lo posible para decir con la voz más tranquila y majestuosa:

"Humano, humano, tu trabajo se ha completado, nuestra transacción ha terminado, puedes irte".

"De Verdad."

Sin embargo, inesperadamente, Mu Heng no lo soltó, sino que reforzó su fuerza.

Bajó los ojos y miró al dragón frente a él con una mirada profunda y oscura, su voz tranquila: "En este caso, cuando nos volvamos a encontrar la próxima vez, podemos luchar con nuestras vidas sin ningún escrúpulo".

"Para entonces, mi espada ya no se romperá en tus escamas".

La voz de Mu Heng era muy suave, como si estuviera contando un hecho establecido en voz muy baja: "Creo que tus garras nunca dejarán de caer antes de destrozarme".

Shi An quedó atónito y algunos no entendieron lo que la otra parte quería decir.

"Entonces, hay una cosa que debo aclarar de antemano".

Mu Heng entrecerró los ojos y de repente leyó dos sílabas familiares a la ligera:

"——Con respecto a mi amigo, Shi An".

De repente, al ser llamado por su propio nombre, Shi An inconscientemente apretó su corazón, levantó los ojos y miró a Mu Heng.

"Ya que te lo has llevado varias veces, creo que este nombre te resultará familiar".

El hombre tenía largas pestañas de color blanco plateado, y sus ojos azul celeste eran insondables:

"Él ha estado involucrado en esta batalla mortal, ¿no es así?"

Las comisuras de los labios de Mu Heng se levantaron ligeramente, revelando una sonrisa severa: "La especie de dragón nunca puede rechazar su instinto".

Su voz bajó gradualmente: "Es una coincidencia, yo también".

"Entonces, la próxima vez que te lo lleves, te abriré el cofre, desenterraré tu corazón y se lo dedicaré a mi princesa".

"Transacción completada".

Después de hablar, Mu Heng lo soltó lentamente:

"——Espero con ansias nuestra próxima confrontación."

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