Se suele estar viviendo en el momento a la espera del fin del tiempo cuando nuestras manos dejen de temblar y los pájaros entonen un himno a quien hoy yace en algún lugar perdido,
porque en la vida es obligación aprender a querer lo que se tiene y luchar lo querido
ya que cuando sea tarde y el olvido ocupe las memorias de los rostros extrañados no hay lugar para arrepentimientos ni quejas ni reclamos;
así podré añorar lo que nunca he tenido porque aún si no es una realidad yo lucho por mis deseos,
así yo gritaré por quien nunca quise, pero siempre he tenido.
Porque soy cobaya, el muchacho que ha llorado al encontrar felicidad en ideales y mujeres cualesquiera,
Pero que nunca ha querido ver en los labios de los cercanos las palabras de consuelo o los discursos del hermano.
Entonces aquí les pido disculpas a quienes mi relato ha fallado mostrando en mis pensamientos la realidad de lo opuesto a mí mismo,
Y espero sepan perdonarme, porque cuando lo lean ya me habré ido.
