Mamá

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POV Narrador

Pasaron cerca de quince minutos en los que Daniela se dedicó a observar a Nathan. Se había vuelto un hombre muy guapo. Su rostro en ese momento se encontraba con una expresión imperturbable, y sus gestos eran indiferentes. Como si no estuviese sucediendo nada, o como si estuviese acostumbrado a situaciones parecidas.

La inocencia y el brillo que siempre lo caracterizaban ya no estaban ahí.

-¿Por qué no me cuentas de tu vida?- preguntó la mayor. Él rió.- ¿Cómo está Valentina?- la risa cesó al escuchar el nombre de su hermana.

-¿Te importa Valentina? ¿En algún momento te importamos?-

-Ustedes son mi hijos...-

-No.- interrumpió- Tus hijos son esos mocosos por los que nos abandonaste.-

-Ellos no tienen culpa de nada, así que los quiero fuera de esto.- le dijo con seriedad y el sonrió.- Y yo no los abandoné. Ni siquiera recuerdo qué sucedió. La última memoria que tengo es de estar en el hospital porque te iban a operar. Y todo me llegó como una avalancha luego de ver esas fotos. Créeme que nunca los hubiera abandonado, Nathan.-

Él la miró a los ojos y por más que lo negara, había sinceridad en los ojos de su madre, y él quería creerle.

En el fondo, y a pesar de todo, su cariño hacia esa mujer seguía en su pecho.

Ambos dirigieron la mirada hacia el teléfono de Nathan que reposaba en una de las mesitas de noche. El chico lo tomó rápido pensando que se trataba de alguna noticia de su mamá.

Y sí lo era, pero la portadora del mensaje era quien menos esperaba.

Minutos después entraba su tía Laurel en el departamento, y detrás de ella su hermana. Valentina.

-Acabo de ver a mamá en el hospital, la cirugía estuvo perfecta.- fue lo primero que dijo la adolescente al estar frente a su hermano- Manda a decir que quiere verte, y que no hagas ninguna estupidez.-

Daniela observaba la escena con el corazón más que acelerado al ver a los dos niños que había criado como suyos, y sin poder perdonarse haberlos olvidado por tanto tiempo.

-¿Vale?- susurró.

-Mami...- murmuró la adolescente, le costaba creer que tenía a la mujer que la cuidó junto a su otra madre los primeros años de su vida.

La misma mujer que la miraba conmovida y al borde del llanto.

-Has crecido demasiado.- habló Daniela después de un rato.

Laurel caminó hacia ella, la miraba con compasión. Luego de unos segundos no se pudo resistir a las ganas de abrazarla, sus lágrimas comenzaron a desbordarse cuando sintió el corazón de su mejor amiga latiendo con fuerza.

No estaba muerta.

Daniela estaba ahí.

"Tenemos mucho de que hablar." Fue lo único que dijo la más bajita, a lo que Daniela asintió.

La castaña se levantó de su lugar y caminó hacia Valentina, que ya era toda una adolescente.

-Hola, Vale.- susurró. La chica la miraba con curiosidad.

Recorría el rostro de su madre con sus ojos, estudiándola, buscando amor en el para de ojos avellana y sintiéndose aliviada cuando encontró eso y muchísimo más. Se lanzó a sus brazos, y su pequeño cuerpo fue envuelto en ese abrazo maternal que tanto necesitaba.

-No nos vuelvas a dejar, mami. Por favor.- Daniela besó la frente de Vale y decenas de recuerdos la abordaron nuevamente.

-Este romanticismo lo dejamos para luego.- intervino Nathan- Quiero ver a mi madre.-

-
-

Tres cuartos de hora más tarde estaban todos en la habitación que ocupaba Poché. Su pierna estaba totalmente vendada y los efectos anestésicos aún hacían estragos en ella.

Cuando las horas pasaron y al fin estuvo del todo consciente, tuvo un sentimiento agridulce al ver a sus dos hijos ahí.

Porque los extrañaba y muchísimo, pero que estuvieran en el mismo país que Juliana solo hacía saltar todas sus alarmas de peligro. Pero de nuevo la alegría llegaba al ver como Valentina no dejaba de hablar con Daniela, y Nathan se hacía el duro pero en el fondo estaba contento de saber a su súper mamá viva.

-¿Qué pasa?- preguntó Poché luego de ver que el rostro de Daniela estaba invadido por la preocupación.

Ellas aún tenían una larga conversación pendiente, pero María José realmente se preocupó por la expresión de la castaña.

-Henry...- susurraba- el guardaespaldas de mis hijos, le dije que los pusiera a salvo y esperara mi llamada.

-¿Y?- preguntó Laurel.

-No me contesta.- comenzaba a desesperarse.

-¿Crees que Juliana...?- iba a preguntar Poché pero su pregunta fue interrumpida.

-La mato, si alguien les hace daño...- esta vez fue Daniela quien no terminó la frase gracias a la risa de Nathan.

-Si alguien les hace daño... ¿qué?- preguntó con burla, Valentina giró los ojos al reconocer que su hermano mayor hacía otro más de sus berrinches.

Daniela lo miró seria. El chico sintió temor por un momento al reconocer la inconfundible mirada amenazante de Daniela Walsh y que nunca pensó que sería dirigida a él.

-¿Qué hiciste, Nathan?- interrogó Poché a su hijo con temor a la respuesta. Silencio.-Maldita sea.- supo lo que eso significaba.

-Si alguien le hace daño a Ethan y Emily lo mato, Nathan, sin importar quién sea.- la castaña tuvo el presentimiento acertado de que el chico frente a ella estaba involucrado en la desaparición repentina de sus hijos.

Nathan sonrió y sacó su arma provocando que las demás mujeres se movieran inquietas. Tomó la pistola del cañón y se la entregó a Daniela, quien seguía mirándolo a los ojos.

-Yo tengo a los mocosos.- agregó- Así que dispárame y demuestra que nunca te importamos.-

-Oh, Dios mío, Nathan. En serio eres un reverendo imbécil.- dijo Vale exasperada por la actitud de su hermana.

La castaña tomó el arma y sin dudarlo un segundo apuntó directamente a la cabeza del chico. De su hijo.

-Daniela, sabes que no puedes hacer eso.- intervino Poché.

-Lo siento mucho, mi amor.- al escuchar esto, el joven apretó sus ojos esperando un balazo. Pero lo único que recibió fue un golpe contundente en su rostro con el arma- Llévame ya con ellos.- le dijo a su hijo mayor- O mi paciencia se agotará y verdaderamente una bala te atravesará la cabeza.- Nathan asintió, ya había entendido que su madre hablaba en serio.

-Daniela, ven aquí.- llamó María José a su esposa, quien se acercó a ella de inmediato- Le tocas un cabello más y te corto las malditas manos.- la castaña le dio una sonrisa coqueta y besó su frente.

-Estoy segura de que no quieres hacer eso.- Poché la miró seria- Tenemos que hablar cuando vuelva, quiero saber que haremos con Juliana.

Pero Juliana ya se había adelantado y estaba más cerca de lo que creían.

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⏰ Última actualización: Jul 05, 2023 ⏰

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