Las luces nocturnas que ofrecía la ciudad lograban reflejarse por los grandes ventanales de aquella habitación, esa luminosidad tenue lograba formar en medio de la oscuridad dos siluetas que fácilmente podrían representar en su máximo esplendor la lujuria y sensualidad.
Los sonidos de chasquidos eran húmedos, el silencio los resaltaba más, aumentando las ansias en ambos por profundizar y experimentar más allá de lo que habían tenido en mente en un principio.
Jimin no había podido tener una conversación con su novio porque apenas estuvo en sus brazos lo atacó con besos hambrientos que demostraban lo mucho que lo había deseado, y Yoongi no se sentía diferente, siendo ese el inicio de ambos para fundirse en una noche larga de placer.
La lengua del pelirrojo invadió la boca contraria, acarició y lamió a su antojo, combinando las temperaturas y sabores para hacer de aquel beso un sello inolvidable, así como los muchos que solamente ellos compartían.
Las manos de Yoongi bajaron a los glúteos de su pareja, los amasó, apretó e hizo suyos, marcándolos con sus dedos hasta hacerle gemir sobre sus labios, todo mientras el beso iniciado aumentaba en fuerza y profundidad.
Jimin llevó sus manos hacia la tela de la camisa del mayor, rompió el beso el tiempo suficiente para poder quitarla y así revelar el torso desnudo del peligris. Sus ojos se quedaron fijos en la piel desnuda por algunos momentos, sintiendo las caricias que aquellas manos expertas le estaban dando a su trasero.
—Ya sabes que hacer, amor —susurró Yoongi en su oído, sabiendo bien que su novio estaba observando las marcas que su cliente había dejado en su pecho.
El menor sonrió, se inclinó y con destreza inició a succionar sobre cada punto marcado sin detenerse hasta que su huella quedó impresa en aquel lienzo blanco. Amó escuchar los jadeos roncos del mayor, se deleitó con ellos y se drogó hasta el punto de caer en un viaje sin retorno.
En medio de su placer, Yoongi retiró la camisa del pelirrojo y la aventó hacia algún punto de la habitación, sus dedos largos y fríos recorrieron con lentitud la espalda contraria, amando sentir el estremecimiento que su toque le otorgó al más pequeño.
Y al igual que Jimin, él también impuso su marca sobre las ajenas.
Los labios finos se encargaron de succionar en el cuello terso, marcando sobre los dos moretones que el menor portaba, succionó, lamió y mordió por varios segundos, gimiendo complacido al poder deleitarse con la suavidad que su pareja le otorgaba, siendo algo tan adictivo que sus manos siempre se encontraban picando para obtener más de aquellos toques.
Ambos se separaron y se miraron a los ojos, Jimin le regaló una sonrisa coqueta que le estremeció hasta los huesos, provocando que muchas maldiciones bajas salieran de sus labios cuando el pelirrojo se dejó caer de rodillas sin ningún tipo de contemplaciones.
Las manos pequeñas se encargaron de bajar el pantalón de pijama que Yoongi llevaba, lo hizo con toda y ropa interior incluida; el peligris levantó los pies para ayudar a deshacerse de las prendas y así nuevamente quedarse quieto y a completa disposición del menor.
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Lussuria 🫦 |YM|
RandomA lo largo de la historia el amor ha sido clasificado de diferentes formas, unas más dulces y otras más dolorosas; sin embargo, los personajes de esta historia no tienen una clasificación propiamente dicha, dando un resultado algo singular y llamati...