Guardias rodeaban a Ainoa, sabían quién era y la forma en la que la observaban ella notaba que no era bienvenida. Pero era una presidenta y debían respetarla o sería una guerra. Aunque parecía que ya estuviesen en una.
City Black había Sido reconstruido cinco veces en tres años, las pérdidas eran mayores y no contaban con los recursos necesarios para mantenerse vivos por mucho tiempo. Por eso debían seguir las reglas que les eran puesta, eran peones en un juego hecho por una sola persona.
En su época de "rebeldía" Ainoa creí que las mejores jerarquías estaban en City Black, anteriores presidentes habían sido asesinados por mantener su legado vivo, sus costumbres activas y evitar ser usados por fuerzas mayores como "Ciudad luz". La ciudad que ahora le pertenecía a Ainoa.
Los edificios del lugar eran nuevos, pero se veían desgastados, los habitantes ocupaban ropas grises o oscuras, se veía en muchos rincones a gente armada. Muchas personas corrían a refugiarse de la tormenta otros se quedaban viendo la llegada de uno de los miembros más recientes en la junta mayor.
—No esperaba tu visita— los ojos de ella recayeron en Damiano, quien tenía un moretón en el ojo izquierdo y un pequeño corte en el labio—lamento no poder recibirte con flores y una alfombra roja, entenderás mi situación.
—No creo que me haga falta alfombras para poder visitar la quinta ciudad. La tormenta es demasiado fuerte y no podemos seguir ¿Podrías resguardarnos? Apenas termine nos iremos.
El chico quería reír, ella lo noto cuando el frunció sus labios y miro hacia atrás por un pequeño lapso de tiempo.
¿Que podría causarle gracia?
—Ainoa, si tu padre se entera que nosostros no te damos una pequeña ayuda cuando la necesitas es capaz de venir aquí y matarnos.
Sin duda Damiano no conocía a su padre como ella, Ainoa estaba segura de que su padre jamás iniciaría un ataque. El se defiende, nunca a iniciado un pleito o generado una guerra por caprichos.
—Supongo que eso es un si.
Caminan en línea recta por la ciudad, por los megafonos piden a los habitantes resguardarse en el gran salón. Ainoa nota que se dirigen al mismo lugar que todos los demás ¿Acaso no tenían un lugar especial para presidentes?
El gran salón era realmente un comedor, Ainoa se da cuenta por las personas con delantales y sombreros de cocinero. Había gente sentada en distintos bancos, algunos a medida que llegaban se iban sentando. Damiano hizo que se sentarán en una mesa más apartada de las demás, quizás para hablar con tranquilidad.
—Te traje aqui para que podamos hablar.
El chico quería hablar tranquilamente, pero Ainoa presentía que lo que le diría no era algo que a ella le gustaría o quizás no le gustaría a su padre. ¿Por qué pensaba en su padre? El va a estar molesto cuando ella llegué, lo conoce y sabe que intentará que nunca más vuelva a salir.
—¿Que hacías en este sector? Por lo que tengo entendido tu padre emitió una orden hace poco menos de dos años. Nadie puede pisar tierra ajenas, a no ser que sea para una conflicto. En pocas palabras, si pisas el lugar equivocado es para causar una guerra.
—No es lo que busco. No conocía esa orden.
Ella era honesta, no sabía sobre las órdenes puestas luego de hechos pasados.
—Eres presidenta y no conocías la orden. Eso deja mucho que pensar acerca de tu padre.
El chico se mordió el labio antes de sonreír. A Ainoa el gesto no le pasó de ser percibido. Sus ojos se enfocaron en los labios del muchacho por breves segundos.
—Si lo que intentas es ponerme contra mi padre, lo estás haciendo mal. No lo lograrás, se que tiene algún motivo específico para haber evitado hablarme de la situación. Llevo poco tiempo al mando, Damiano, obviamente que no me han puesto al día de algunos asuntos.
—Mi pueblo conoce esa ley. No sé trata de estar en el poder, se trata de que nuestros ciudadanos conozcan los peligros que les son puesto.
El tenía razón, nadie en la ciudad conocía la orden o de lo contrario ella se hubiese enterado. Ainoa apretó sus rodillas bajo la mesa ¿Porqué su padre lo había ocultado?
—¿Cuáles fueron los motivos de la ley? Estoy segura de que fue por un ataque, pero nosotros no tuvimos problemas en ese tiempo y si las demás ciudades fueron las del conflicto ¿Por qué el la emitió?
—Por que el conflicto lo género el, quienes son tu gente no tuvieron problemas. Por qué tú padre mando un grupo armado a atacar a unos refugiados a unos kilómetros de aquí, tu ciudad no tuvo bajas por qué atacaron mientras ellos dormían —el chico sonaba dolido y a Ainoa se le removía la bilis—los que lograron escapar, vinieron aquí y se refugiaron. Ordenó que le entregarán a las personas que llegaron, habían niños y mujeres, serían asesinados por qué antes vivieron en tu ciudad e incumplieron leyes ridículas. Mi padre, quien era presidente en ese momento, no se los entregó y su terquedad hizo que lo matarán. Nuestra presidenta en ese momento, amenazó a tu padre con hablar con el resto de tu ciudad y supongo que eso lo asusto. Retiro a sus tropas y implementó esa ley.
—En síntesis, no pueden recibir desertores de ciudades ajenas. Lamento lo de tu padre ¿Fue culpa de mis soldados?
—No sabemos, tus soldados dijeron que no lo habían hecho y la bala encontrada en su cuerpo no pertenecía a las armas utilizadas por ustedes. Así que no armamos un conflicto por algo que desconocíamos.
—¿Donde esta la gente que recibieron?
—Algunos están aquí y de los demás no te puedo dar información. Eres el enemigo, no lo olvides.
¿Porque sus palabras se sintieron tan duras? El tenia razón, ella prácticamente había vivido creyendo cosas horribles de esta ciudad y resulta que cuidaban de sus desertores. Ainoa incluso había pensado en dejar la ciudad, en compañía de su novio y amigos, pero cuando Alejandro murió ella decidió ser fuerte y luchar por su ciudad.
Tampoco podría dejar a su padre, el era una buena persona y ella sabia que Birni no la dejaría ir tan fácil. Lo destrozaría, no seria capaz de causarle tal daño a la persona que mas la amaba.
Un chico rubio llega y le dice unas palabras en el oído a Damiano quien parecía sorprendido.
—¿Esta segura? Podría ser peligroso y ponerse en riesgo por nada, porque dudo que consiga algo positivo en esto.
—Fue su decision, hermano.
Los ojos del pelinegro se clavan en ella ¿Por qué parecía replantearse tantas cosas? La chica sintió ese cosquilleo que solo aparecía en malos momentos.
—¿Todo en orden?
—Sabes Ainoa mi padre me crio haciéndome entender que lo más importante era mi pueblo, y los desertores son mi pueblo.
—Le estás dando vuelta a un asunto — Ainoa se tiró hacia adelante y cruzo los brazos— se directo Damiano.
—Una de nuestras refugiadas, bueno ahora una de mis mejores guerreras, te conoce y quiere verte. Estarás feliz de verla.
Los ojos de el parecieron sinceros e incluso un poco dolidos, Ainoa se levantó y lo miro mientras negaba con la cabeza. Una risa sarcástica salió de su boca.
—Me repugna la mentira. Nadie que tú tengas aquí puede ser un conocido para mí, no e conocido a nadie que haya abandonado la ciudad y si lo hizo no se porque estaría feliz de verla.
—Supongo que entonces odiaras la mentira que te dijeron.
El se levantó y le hizo una seña con la cabeza para que la siguiera. Ainoa camino detrás de el, ella no le creía pero quería sacarse la duda de quién era aquella mujer que decía conocerla. Atravesaron unas puertas y cuando sus ojos se clavaron en el cuerpo de la chica a tan solo unos metros sus pies de detuvieron.
—Hola, amiga.
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Hola pollitos capítulo tres y en cualquier momento a Ainoa le da un infarto.Espero que les haya gustado, nos leemos pronto.
~L.M
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CATÁSTROFE
HistoryczneLos rios se secaron, los frutos se pudrieron. El virus gano. Logro extingir el 75% de la raza humana. Ahora deberán descubrir cuál fue la verdadera causa de este virus. ¿Realmente fue algo natural? ¿Fue creado por los propios gobiernos? Todo termino...