Nueva York, 1920
El sol comienza a salir, los transeúntes son cada vez más audibles. Todos en la ciudad de Nueva York viven apurados, yo no soy la excepción. Aún estoy en mi cama, pero para no volver a cerrar mis ojos me levanto de un salto lo más silenciosamente posible, pues, no quiero despertar a Anna.
Me preparo para ir a trabajar, para una enfermera no hay descanso los fines de semana, especialmente si necesitas dinero extra. Me dirijo a la cocina del pequeño apartamento. Amablemente saludo a la señora Carmina quien se encuentra preparando el desayuno.
-Buenos días, Carmina -la saludo mientras tomo la taza de café que me he servido-. Veo que ha madrugado.
-Buenos días Hallie. Espero que hayas descansado bien. Me imagino que te espera un día muy largo.
-Si lo dice por ser sábado, pues al parecer sí, pero es solo hasta que tenga dinero suficiente para pagar la renta -le doy un sorbo a mi café, al parecer no hay nada mejor que el café por la mañana.
-Llevas haciendo turnos extras desde hace tiempo, ¿No crees que debes descansar?
-No, yo vivo aquí y me siento responsable de ayudarlas. Además -continúo mientras dejo la taza de café sobre la mesa-, la semana pasada dejé de trabajar los sábados y hoy voy a hacer un turno porque el lunes iré a una hemeroteca.
-Has tenido ese plan desde hace mucho tiempo. La verdad no sé qué es lo que buscas, pero sí sé que tal vez no me incumbe -Carmina habla mientras da un suspiro y toma asiento a la mesa-. Espero que encuentres lo que buscas.
-Gracias, espero poder encontrar algo. Creo que ya es hora de que las niñas se despierten.
-Sí, ya es hora. Me gustaría pasar tiempo con ellas los sábados. Por lo menos tenemos el domingo libre.
-Me parece injusto que la fábrica les pida trabajar más de la cuenta. ¿Ha intentado buscar otro trabajo?
-Si buscara otro trabajo fuera de la fábrica, tendría que tener dos trabajos más y no tendría suficiente tiempo para estar con Anna y Chiara. Al menos estoy recibiendo un sueldo que nos ayuda con lo necesario. Es una desgracia que el padre de mis hijas sea un irresponsable que anda vagando por ahí.
-Nisiquiera lo hemos visto desde hace meses, me pregunto a qué se dedica.
-Yo también quisiera saber, pero ¿Sabes qué? Él no importa, nosotras saldremos adelante con nuestro esfuerzo.
-Y con la ayuda de Dios, si es que existe uno -murmuro esto último para mí misma.
«¿Pero qué tonterías estoy diciendo? Por supuesto que hay uno y estoy segura que él no es el culpable de mis desgracias»
-Ya es hora de que me vaya -Carmina me acompaña hacia la puerta-. Saldré a las doce de la tarde. Yo recogeré a las chicas. La señora Bertinelli dice que se portan muy bien.
-Me tranquiliza saber eso. La señora Bertinelli fue muy amable al aceptar cuidarlas -abre la puerta y se encuentra con alguien muy familiar-. Buenos días señorita Milani.
-No es necesario que sea tan formal conmigo, señora Marchetti -indica Rebecca que está muy bien vestida hoy con un traje de con una tela muy fina.
Siempre me ha parecido raro ver a Rebecca usar pantalones, pero no importa. Cada quien decide cómo vestirse, y no voy a negar que Rebecca luce espectacular.
-Carmina, hoy Rebecca me acompañará al trabajo.
-Así es, ayer quedamos en ir temprano al trabajo, ¿No es así Hallie? -asiento mientras salgo del apartamento.
ESTÁS LEYENDO
Un nuevo propósito: Intentando sobrevivir
Fanfic1917, año en el que la joven toca tierra americana con recuerdos dolorosos, imposibles de olvidar. En su llegada a Nueva York conoce a personas a las que está dispuesta en confiar con el fin de encontrar a Elizabeth, su amiga; sin tener en cuenta q...