Mini heartstopper son pequeños momentos en la vida de Nick y Charlie, inspirados en los libros de Alice Oseman, de fanarts o de mi propia imaginación.
Gracias por tomar tu tiempo en leerme, me hace muy feliz!
No soy escritora , pero escribir es una...
Cuando el rumor de mi orientación sexual fue la notoria novedad las siguientes cuatro semanas de mi existencia, un nuevo sentimiento que no había experimentado en mi corta vida llegó y se apoderó de ella casi por completo. Me escondía como si fuera una especie de animal exótico en peligro extinción, sentí en mi propia carne la humillación de los dedos acusatorios, los murmullos, las bromas pesadas, y las preguntas incómodas.
Durante el día intentaba hacer cosas que distrajeran mi mente, tocaba la batería, componía, leía u ordenaba mis cosas por colores o tamaños. Si tuviera que definirte lo que sentí todas aquellas noches de ansiedad seguramente empezaría diciéndote la palabra oscuridad.
Cuando en el atardecer la bajada del sol iba opacando la luz natural de mi habitación, poco a poco aparecía aquel sentimiento angustioso que no me dejaba descansar. Solo pensar en el momento en que mis párpados se cerraran me aterraba. Mi estómago se estrechaba adolorido por las punzadas, y el seco frio que recorría mi cuerpo erizaba cada poro de mi piel.
Constantemente tenía pesadillas. Pesadillas en las que yo era un monstruo un ejendro abucheado por la multitud. Tuve pesadillas de las que aveces me despertaba abrazado por Tori que me había oído gritar de angustia en medio de la noche, temblando, sudando. Aveces odiaba mi cama, la sentía fría como si todas las lágrimas que había derramado acostado en ella se hubiesen acumulado y filtrado en el colchón y lo hubieran humedecido para siempre.
Y que curiosa ironía de la vida, que la despedida a mí ansiedad comenzó su retirada con un hola, cuando conocí a Nick todo aquel frío invernal que me había calado hasta los huesos fue dejando paso a la sensación de calidez. Sentí como él sembraba de nuevo en mis entrañas la confianza y el amor, sentí brotar en mi interior la pasión y me embriague con cada suspiro falto de aire después de cada beso, de cada caricia a mi cuerpo y alma.
Y descubrí que hogar no son cuatro paredes y un tejado, era paz, sonrisas, mariposas, mejillas sonrojandas, su espalda desnuda bañada por los rayos del sol, la constelación de las pecas de su piel, sus abrazos. Mi hogar era Nick para siempre.
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