Capítulo 8: Purplewing.

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MARINETTE.

—Gabriel es un idiota —dije.

Nooroo se quedó en silencio mientras mi mirada se posaba en la gran ventana de mi departamento, en donde podía observar a todo París.

—¿Tú lo crees? —pregunté, dirigiéndome al kwami.

Asintió suavemente, dándome la razón.

—Sin embargo, en su idiotez hizo una sola cosa bien —aseguré— Al no encontrar directamente los miraculous de la mariquita y el gato negro, se encargó de hacer que aparecieran, eso me hace falta hacer.

—¿Está diciendo que... ?

—Sin ofenderte, Nooroo, pero, no planeaba buscarte a ti en primer lugar —confesé—, pero dadas las circunstancias, debo hacer bueno uso de tu miraculous, mi miraculous ahora. Kagami cree que soy demasiado ingenua, pero no ha visto lo lejos que voy a llegar.

—Marinette —me llamó— Si unes los miraculous, sabes que habrá un precio, tú lo sabes más que nadie.

—Y Adrien vale ese precio —dije, firmemente— Ese y mucho más.

Guardó silencio.

Todo se estaba retrasando más de lo planeado, yo no tenía ánimos de alargar las cosas. No me sentaría a esperar como Gabriel lo hizo, lo único que lograría de ese modo sería fracasar, y me niego a hacerlo.

—Nooro, alas oscuras asciendan.

Mi cuerpo fue cubierto por el traje y respiré profundo.

Sentí al instante las emociones de todo París, era evidente que estaban estresados por todo ese dilema que ocurre con Henry y Lila, aunque llegué a pensar que sí, no me preocupan demasiado, no mientras yo triunfe, pero, no me importaría hacerlos sufrir un poco con alguno de los akumas que yo cree.

Cerré mis ojos y enfoqué mi atención en los diferentes llamados.

«Y aún así lo visité, y aún así lo abracé, y aún así lo perdoné.»

Zack Couffaine.

Sentí su tristeza fluir por mis venas, sus gritos de frustración retumbar en mi cabeza, y sus lágrimas quemar mi sangre.

Me debatí durante un tiempo.

Pero su padre tiene la culpa de muchas cosas.

—Lo lamento —susurré, envolviendo en mis manos la mariposa blanca que no tardaría en volverse morada— Vuela, y envenena el alma de aquel chico que sigue esperando mucho de las personas.

Abrí la ventana y la mariposa obedeció tal cuál mis órdenes.

Usar el miraculous de la mariposa era muy distinto al de los demás, podía sentir la presión de diferentes sentimientos en zonas específicas de París, podía escuchar sus pensamientos y que su furia o tristeza me consumiera.

Quizás ese fue uno de los errores de Gabriel; empezar a llenarse de los sentimientos de los demás, y yo no cometería los mismos errores que él.

Sentí el instante en que la mariposa entró a su habitación, sin embargo, sus sentimientos cambiaron abruptamente.

—¿Pero qué... ?

Cerré mis ojos con más fuerza, callando las voces exteriores.

Entonces sus pensamientos se mezclaron con los pensamientos de alguien más... de alguien que estaba junto a él.

«¿Cómo puedo hacer que deje de llorar? Papá, detesto verlo llorar»

Emma.

Mi corazón se detuvo.

The meaning of a friend [MLB] #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora