Capítulo 10.

384 30 214
                                    

LOUIS.

—Llegas temprano —dijo Camille al verme sentado en el suelo a un lado de la puerta de su consultorio.

Se veía muy bonita.

Quiero decir, siempre lo ha sido, pero hay algo distinto entre ver a Camille y a la Doctora Lavillant.

—Te dije que me tomaría este trabajo en serio —Sonreí, poniéndome de pie— ¿Fue exagerado?

—El oficial de la entrada me dijo que estás aquí desde las seis y media de la mañana —dijo, mientras introducía la llave dentro de la puerta— No es necesario que vengas desde tan temprano, yo llego aquí como a las siete u ocho, dependiendo el tráfico. De todas formas, te daré una copia de la llave.

La verdad es que no había madrugado, lo que pasa es que no dormí nada.

Durante toda la tarde me sentí muy triste, apagado... como si algo no funcionara por completo en mi cuerpo, como si no pudiera reconocerme dentro de mi propio cuerpo, fue muy extraño.

Pero luego a las once de la noche que me dio un arranque de impulsividad y positivismo, me la pasé acomodando mi habitación, me bañé y afeité, así que cuando ya eran como las cinco de la mañana salí de la casa para poder venir caminando al hospital.

Camille cerró la puerta detrás de mí y guardó su bolso en un pequeño casillero, se puso su bata y me miró.

—De acuerdo —Sonrió— Hay reglas.

—Eso está claro.

—Se supone que solo trabajarás aquí una semana, si te gusta y te sientes cómodo, puedes seguir, no tengo ningún problema —dijo— Y siendo sincera, sí que necesito esta ayuda.

—Soy todo oídos.

—Al no ser yo una doctora general y que solo trabajo con niños es un poco más pesado —explicó— Algunos niños no quieren cooperar, más que nunca cuando debo colocarles vacunas, Dios, eso es un sufrimiento total —carcajeó— Así que es en esos momentos cuando más necesito la ayuda.

—¿Debo agarrar al niño y evitar que patalee?

—No tanto así —dijo—, pero sí que me ayudes a distraerlo o a acomodar los documentos de ellos, porque eso es lo que más detesto de trabajar: tener que anotar los datos y documentarlos y... ugh, no, no lo soporto.

Yo presté toda la atención posible, quizás después de todo lo que habíamos estado pasando, me daba la sensación que nada podría ir tan mal.

—No puedes usar tu telefóno —advirtió— A menos que sea algo muy importante, o por lo menos cuando no haya pacientes aquí, por favor.

—Está bien, tampoco es como que lo use tanto.

—Y tengo algo que decirte —susurró, pero fue por el tono de su voz que sentí que no tenía que ver con el trabajo— Surgió algo y... no podré salir el sábado contigo.

—Oh.

—No tiene nada que ver contigo, de verdad —se apresuró a decir— Es solo que tengo algo que hacer y bueno, no podré este sábado —Guardé silencio, sintiendo una presión en mi pecho— Pero podemos salir el próximo fin de semana, ¿te parece?

¿Pues qué más me quedaba? Tampoco podía preguntarle, ella parecía no querer hablar sobre eso, porque de lo contrario, me lo habría dicho desde un inicio, ¿no?

—Está bien —Sonreí— No te preocupes.

—¿Estás seguro?

—Sí —aseguré— Salimos el próximo sábado... ¿estás segura que estarás libre?

The meaning of a friend [MLB] #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora