Capitulo 1

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El primer año de matrimonio fue difícil; el segundo fue peor. Y el tercero, bueno. . .

"Al menos ya no peleamos cada vez que nos vemos."

Pensaba el joven Rubio, mientras conducía su auto.

Naruto Uzumaki nunca pensó que su vida se convertiría en esto.

Silencio, solo silencio era lo que la pareja podía compartir, esperando que el semáforo cambiara del rojo al verde.

¡Así que este era el resultado del acuerdo al que habían llegado!. La idea era tratar de llevarse bien, no ignorarse o evitar dirigirse la palabra lo más posible.

Y el tiempo que supuestamente debían pasar juntos, se resumía a ir juntos al trabajo. Hoy, por ejemplo, era el turno del Naruto de llevar a la pelinegra a la oficina.

~ ¿Y cuál será la cena de esta noche?

Preguntó él, una vez que el color del semáforo le permitió seguir.

~ No lo sé, tu dime, yo tengo demasiado trabajo cómo para encargarme de eso.

Claro, Hinata siempre tan sutil, cariñosa y comprensiva.

Algo en Naruto no aguantó al escuchar a su esposa y es que, para variar, no estaba de acuerdo con la forma en que ella resolvía sus asuntos de convivencia.

~ Espera un momento, yo me hice cargo de eso la semana pasada, ésta era tu turno y. . .

~ Bien sabes que no me importa, come fuera, pide una pizza, me da igual.

El rubio apretó los dientes con fuerza, estaba furioso.

Solo su esposa era capaz de hacerlo rabiar de ese modo, y eso que él por lo general es muy tranquilo, en especial con las mujeres. Pero con Hinata. . .

Menos mal que ya había llegado donde ella laburaba, porque sinceramente ya no podían seguir aguantándose el uno al otro.

~ Ni creas que pasaré por ti en la tarde.

Dijo Naruto, poco antes de que la Hyuga cerrara la puerta.

~ Has lo que quieras!. . .

Y vaya que lo hizo.

Naruto cumplió su amenaza. . .

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"Que regrese caminando, si es que quiere regresar."

Pensó. Pero ya pasaba de las once de la noche y Hinata aun no llegaba.

Naruto iba de aquí para allá, asomándose por el ventanal de vez en cuando.

No es que estuviese preocupado, es solo que. . . no importaba cuan fuertes fueran sus peleas, ella siempre regresaba a casa como si nada, con el orgullo intacto, demostrándole a su marido que Hinata Hyuga no era cómo el resto de las mujeres que se van de la casa, haciéndose las ofendidas.

Y un montón de ideas comenzaron a asaltar la mente del ojiazul. ¿Qué tal si le había pasado algo?; el transporte público no era muy seguro que digamos y ni que decir de andar por las calles. ¡Quién sabe con qué sujeto podría cruzarse y cuyas intenciones no serían muy buenas !.

Y Hinata era una mujer tan atractiva que podía volver loco a cualquier hombre con solo verla.

~ Qué tal si un pervertido puso los ojos en ella y !!. . .

Naruto pudo haber dejado que su mente siguiese armando suposiciones extremistas, de no ser por el sonido de la puerta que se abría, dejándole escuchar la voz de la pelinegra, cuya ausencia lo había hecho culparse de no ir por ella al trabajo.

"Esta vez me va a escuchar, oh si."

Se decía a sí mismo mientras se dirigía a la estancia para enfrentar a su esposa.

Más cualquier reclamo que hubiese querido darle se esfumó en cuanto la vio.

Sus ojos sorprendidos se tornaron descoloridos, todavía incrédulos ante la imagen que veían.

~ ¿Por qué me ves así?

~ ¡Tra, tra. . . traes un bebé contigo. !, dijo Naruto sorprendido.

La chica suspiró cansada, lo cierto es que su esposo había reaccionado mejor de lo que había esperado.

Por su parte, Naruto, a pesar del desconcierto, notó tantas emociones en los ojos luna de la joven. Enojo, tristeza y, si ponía un poco más de atención, ternura.

Hinata sostenía entre sus brazos, tierna y protectoramente, a un pequeño bebé, cómo la madre que en realidad no era.

Y Naruto solo tenía una cosa bien clara en ese momento. . . Hinata tenía mucho que explicar.

Yo cumpliré tu deseo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora