El primer día creyó que era un capricho de ella, que sería temporal; en el segundo día le extrañó que la pelinegra siguiese igual. Y al tercer día. . . ya estaba preocupado.
Hinata era muy fuerte y estaba seguro de que superaría esto, pero ya había pasado más de una semana y la veía cada vez peor. Una sombra de tristeza cubría sus lindos ojos. Silencio era lo único que ella podía darle, no importaba cuantas veces Naruto intentara hacerla enfadar para ver si reaccionaba.
Y para colmo hoy, siendo casi medio día, Hinata seguía en cama, sin aparentes intenciones de levantarse.
Naruto entró en su habitación, quería enfrentarla, hacerla reaccionar. . . pero con solo verla, todas esas ideas se desvanecieron.
Parecía dormida. El Rubio se sorprendió al pensar que se veía linda; su rostro tranquilo, sus negros cabellos esparcidos en las almohadas.
Y se acercó a ella, mirándola por un buen rato.
Si alguna vez dijo que ella era fea o que no le atraía, fue una de sus peores mentiras.
A menudo libraba una lucha interna para no mirarla cómo ahora, pues cada vez que lo hacía se obsesionaba más y más con esa mujer. Tan cerca de él y no podía siquiera tocarla, mucho menos hacerle el amor.
~ ¿En qué diablos estoy pensando?
Susurró él, sacudiendo la cabeza cómo si con eso pudiera deshacerse de los pensamientos que desde hace mucho tiempo tenía sobre su esposa.
Con suavidad, posó su mano en el hombro de la chica, moviéndolo suavemente para ver si despertaba.
"¡Qué hermosos son sus ojos!"
Pensaba el muchacho, una vez que Hinata abrió estos.
Pero había tristeza en sus hermosas gemas, una tristeza que se iba haciendo cada vez más grande, tristeza que Naruto quería borrar.
~ ¡Tengo sueño, no me molestes!
~ Hinata, ¿Qué pasa contigo? ¡Levántate, sigue adelante!
~ ¡Déjame en paz!. . . me duele la cabeza.
El Rubio frunció el ceño. Esa mujer era demasiado terca y se aferraba a su dolor cómo si no hubiese otro camino más que dejarse caer.
El joven estaba harto, furioso de verla totalmente derrotada, no solo porque siempre vio a la chica como una mujer única, tan fuerte, sino también porque él no podía hacer nada por ella, aunque lo intentase, sabía que Hinata Hyuga no lo necesitaba.
~ Está bien, cómo quieras. ¡Sigue echada en la cama todo el santo día, regocijándote en tu dolor!
Dijo Naruto, dispuesto a salir de la habitación y compartir la derrota de la mujer. . .
Pero escuchó su voz. . .
~ ¡Quiero ser madre!
Naruto se giró sorprendido, era la primera vez que su esposa le abría su corazón y se sinceraba con él. Ella le daba la espalda, aun sobre la cama. La veía tan frágil y delicada, tan débil.
~ ¡Me abandonaron! . . . así que nunca tuve el amor de un padre o una madre. Y decidí que cuando yo tuviese un hijo, lo amaría con todo mí ser. ¡No lo abandonaría cómo lo hicieron conmigo!
Las palabras de la pelinegra lo incomodaron y lo sorprendieron. No tenía idea de esa desconocida parte de la vida de su esposa.
Algo dentro de él lo impulsaba a querer hacer hasta lo imposible para aliviar el dolor de la mujer de ojos luna.
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Yo cumpliré tu deseo...
RomanceNaruto X Hinata. Ella deseaba tener un hijo y él le había prometido dárselo; los sentimientos no estaban incluidos y sin embargo. . . él estaría ahí para ella, siempre. . . Adaptación Los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto