Capitulo 5

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Naruto abrió la puerta con desesperación.

Era temprano, simplemente salió de la oficina y vino directamente a su casa, quería verla, sentirla; la necesitaba ahora, ¡la necesitaba ya!

Y una vez más entró a la habitación sin primero tocar a la puerta. . . y la vio en ropa interior.

~ ¿Qué crees que haces, pervertido?

Él no la escuchó, tan solo se apresuró a tomarla entre sus brazos y besarla con todo el deseo, con toda la pasión que por ella tenía y que había tenido que reprimir.

~ ¿Quieres hacerlo, aquí, ahora?

Le decía entre besos el apuesto ojiazul, mientras la sujetaba por las caderas y la elevaba suavemente.

Hinata rodeó la cintura del muchacho con sus piernas.

Ninguno se atrevió a romper el beso. Hinata abrazó fuertemente a su esposo, suspirando cerca de su oído al sentir esas grandes manos oprimir suavemente cada uno de sus senos, amasándolos a placer, oprimiendo los duros pezones por encina del sostén.

En esa posición un tanto incomoda y que sin embargo no deseaban romper, Naruto, cómo pudo, se quitó la camisa dejando que la joven acariciara su musculoso pecho.

Los senos de la joven pronto quedaron descubiertos y Naruto los miraba con sumo detalle. redondos, firmes pero suaves.

"¡Perfectos, esa es la palabra !."

Pensaba el muchacho, quien, endiosado con la exquisita figura de su bella esposa, dejó que sus apasionados labios recorriesen las obras de arte que frente a él se erguían.

Hinata, inmóvil, respiraba agitada, tan solo mirando cómo el Rubio bebía de sus senos; sus ojos cerrados, tenía una expresión tranquila. Parecía un bebé tomando gustoso y feliz su alimento.

La pelinegra sonrió sutilmente al pensar semejante locura. No, Naruto no era un niño, aunque a veces lo parecía. Era un hombre que disfrutaba de su cuerpo, que la estaba llenando de suaves pero ardientes caricias que no llegó a imaginar jamás compartir con él.

~ Ohh, Naruto!

Un débil gemido escapó de labios de la mujer al sentir cómo su esposo succionaba el duro y sonrosado pezón.

Y al escucharla, Naruto estrechó fuertemente su pequeña cintura, elevándola varios centímetros sobre el piso y tomándola entre sus brazos, caminando hacia la cama para recostándola con tal delicadeza, como si fuese alguien muy especial.

él no sabría decir porque, pero en ese momento lo era. En ese instante, Hinata era todo para él; no había nada más que le importase, solo ella. . . solo ella.

~ ¿Estas realmente dispuesto a hacer esto, Naruto?, porque no quiero que después me reclames o me lo eches en cara.

Pero Hinata era experta en romper el encanto.

Fría y hasta dura, lo miraba desafiante, cómo si esto fuese simple obligación, puros requisitos.

Bueno, era un mutuo acuerdo, ¿no? Más esta vez el Rubio no prestó atención a la frialdad de su esposa, porque ahora la sentía cálida. La deseaba de forma enfermiza, ella había encendido la pasión en él y no iba a detenerse hasta haberla apagado. . . con ella.

Así, Naruto le sonrió dulcemente, desconcertando a la bella mujer.

Y la llenó de ardientes y ansiosas caricias mientras presuroso intentó despojaba de la última prenda que tanto le estorbaba en esos momentos, más fue Hinata quien terminó por despojarse a sí misma de las braguitas, quedando totalmente desnuda ante él.

Yo cumpliré tu deseo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora