― Quiero elegir sabiamente al omega que dé a luz mi legado, o las cosas podrán salir mal.
Sabía que su pueblo estaba hambriento por recuperar la era dorada de devoción hacia Odín, Freya, Thor y todas las grandes deidades que poblaban su rezagada cul...
En una modesta granja de Orkdalen, una joven escudera trenza su cabello y se prepara para empezar el día.
Sabe que ya no puede dedicarse a las tareas de fuerza, pues un cachorro mora hace dos meses en su vientre, pero eso no es impedimento para hacer otras cosas.
Gia contempla su silueta en el sucio espejo que heredó de su abuela, y resalta la apenas perceptible forma redondeada de su vientre.
Sabe que será difícil, que sus padres se enfadarán por tener un nieto bastardo, que no podrá contar con la total presencia de Hoseok... pero también sabe que está lista para ver crecer a ese niño.
Sonríe a su reflejo una última vez y atraviesa la puerta.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
―Mi celo no se ha presentado y mi cuerpo está cambiando, tendré a tu hijo.― Jungkook se abalanza sobre él tan pronto como termina de decir las palabras, reacciona como si fuese la primera vez que las oye, como si no hubiesen soportado la pérdida de seis herederos...
Y él lo besa, lo besa realmente fuerte, la besa en los labios y en las mejillas, en los párpados y en su pequeña nariz moteada, lo besa aquí y allá, en el cuello y las clavículas, en el inicio de su pecho y, finalmente, se deja caer de rodillas para besar su vientre.
―Sé que esta vez lo veremos crecer― afirma movido por la emoción.
―Definitivamente― susurra Jimin con la mirada perdida en la distancia y los pensamientos aún más lejos― Yo te prometo eso.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Es demasiado temprano pero él ya está despierto.
La cama vacía le saluda con burla y no necesita de ningun hechicero para saber que su esposo tampoco llegó a dormir esa noche.
Ha permanecido despierto más lunas de las que puede contar desde que confirmó la traición de su esposo y, confiesa, fingir dormir mientras él procura meterse en las sábanas sin hacer ruido se ha transformado en su pequeño placer personal.
