Capítulo #5

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‒ ¿Tiene pruebas que confirmen que el Sr. Mills allá mostrado hostilidad verbal en contra de la Sra. Morton? ‒estaba confiado, ya que las discusiones eran en su mayoría absurdas y para lo poco que intentábamos hablarnos; duraban muy poco para que se hagan preguntas y comentarios, que precedan a una reacción intensa e injustificada.

‒ De hecho si su señoría ‒al oír al abogado decir eso, me entro la sensación de angustia, pero también la de curiosidad por saber qué se inventarían en mi contra‒ mi cliente ha revisado amenazas de su exesposo diciendo que les quitara lo poco que le da de mensualidad; que le sirve de sustento para alimentarse y mantener a sus hijos, porque cabe destacar que el Sr. Mills se gasta todo el sueldo en el vicio del alcohol.

‒ ¡Objeción su señoría! ‒interfiere mi abogada‒ mi cliente no presenta ningún problema de control con la ingesta de bebidas alcohólicas.

‒ Eso no es lo que muestran las facturas de los últimos meses ‒el abogado pasa al frente de la juez y le entrega un sobre como unos papeles, al igual que a los miembros del jurado‒ lo que les acabo de entregar su señoría, damas y caballeros del jurado, son facturas que revelan la inversión que se le hacen a los ingresos de Sr. Mills, la mayoría se va a bares y cantinas, y es muy poco, casi nada lo que va destinado a su familia.

‒ Eso es falso su señoría ‒me defiendo, mi abogada me toca el hombro diciendo que ella se encarga.

‒ Su señoría mi cliente no compra ni 10 litros de cerveza al año, como para que esa declaración sea verdad.

‒ Tiene ¿Cómo demostrarlo?

‒ A la presente no su señoría.

‒ Entonces queda vigente la acusación de ingesta excesiva de bebidas alcohólicas contra el Sr. Mills ‒obvio no estaba preparada para eso, porque no imaginamos que presentarían pruebas falsa. Mi abogada se vuelve hacia mí y dice

‒ No se preocupe, evalué su comportamiento, sé que no es ese tipo de hombre y tengo manera de demostrarlo.

‒ Mientras tanto quedo como un alcohólico violento.

‒ Bien, proseguimos con la declaración de la Sra. Morton, por favor pase al estrado.

Helen se levanta y se dirige al estrado, antes de sentarse pone su mano izquierda sobre un libro y alza la mano derecha en símbolo de juramento; así jura decir la verdad y nada más que la verdad ante la corte, se sienta y la juez empieza a preguntar.

‒ Sra. Morton está bajo juramento ante una corte jurídica, cualquier declaración adversa a la realidad tendrá consecuencias legales ¿Entiende eso? ‒Helen responde afirmando‒ bien, procederá a hacer las preguntas la parte acusadora.

‒ Gracias su señoría, mi cliente ha vivido todos estos años dependiendo del Sr. Mills por temor a una reacción agresiva, y por la seguridad de sus hijos, pero por fin ha decidido romper el silencio para libarse de su horrenda vida ‒se pasea por toda la sala‒ Sra. Morton ¿Cómo conoció al Sr. Mills?

‒ Éramos universitarios, él estudiaba contaduría y yo administración, me gustaba como me trataba me deje enredar por palabras vacías ‒por favor, yo no fui el que dijo que le gustaría algo nuevo cuando estaba de caliente en los baños.

‒ ¿Qué la impulso a contraer matrimonio con él?

‒ Al principio de toda relación, las cosas siempre inician muy hermosas. Cuando lo conocí no pensé en algo a largo plazo, digo, solo éramos adolescentes universitarios ‒explica ella como si le llegara nostalgia al recordar eso‒ pero, luego sucedió mi embarazo, así que por eso nos comprometimos de manera formal. No me arrepiento de mis hijos, pero me gustaría que hubiera sido en otra situación.

Jaque Mate A La Vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora