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Llegue a trabajar en octubre del 2018, pero asistía desde setiembre para adecuarme al trabajo y saber qué hacer. Quien salía era el señor JMV por lo cual había un puesto vacante, un hombre mayor que llego a la edad de jubilarse y el estado lo cesaba automáticamente. Camine con él durante un mes para aprender como era su trabajo, a las 9 pasaba asistencia de inicial a primaria, después hacia informes o comunicados a mano en sus cuadernos de color naranja que tenía forrados, poseía una caligrafía impecable, herencia de las plumas y de los cursos de gramática y caligrafía que llevaban en su época de estudiante. Si llegaban a pedir una vacante atendía al padre de familia y archivaba sus documentos en los ficheros que tenía en un armario de metal de color gris que se situaba a su espalda, sus listas las actualizaba a mano y después iba a la encargada del sistema de matrícula del ministerio para verificar y dar los documentos para la matrícula. Antes del 2011 su trabajo era solo manual, en esos años el SIAGIE estaba en proyecto y el lapicero era la mejor manera de afrontar notas y actas de matrícula, por lo cual el proceso al formato digital fue un duro golpe. La computadora era su más grande falencia, quiso aprender, pero sus esfuerzos no sobrepasaban la barrera del tiempo, la tecnología que manejaba era la de su minicomponente en donde escucha música romántica y rpp, las 2 únicas señales que agarraba. A las 11 de la mañana me dejaba de lado y se iba a dar una ronda como si un auxiliar de secundaria se tratase, la subdirectora de aquel año me mandaba a buscarlo y lo encontraba cerca a las escaleras que llevaban al segundo piso donde se encontraban las aulas de secundaria, dormitaba y a veces dormía profundamente sentado, como un anciano con su periódico en el parque. Yo lo dejaba dormir, me parecía lo mínimo que podía hacer por él, dejaría el trabajo que tantos años tuvo. Lo perdía por la juventud, debió ser duro verse obsoleto.

      Conocía a JMV antes, mucho antes de saber quien era. Un día cuando tenía 10 o 12 años mi madre me lo presento, almorzamos en su oficina que se encontraba debajo de la escalera, un lugar oscuro con una ventana que parecía de claustro por lo que el lugar era húmedo y oscuro. Puso una mesa de madera con un mantel de forma y colores característicos de la sierra. Fue muy gracioso y mi madre le decía que no debía comer mucho ají, ya que se echo bastante. Desde ese día hasta el 2018 no me acordaba de él.

Después de que ceso lo seguía viendo porque conducía una radio en la frecuencia AM para Ayaviri, el programa se llamaba "melodías ayavirinas" y pase dos meses haciendo prácticas para acumular y sacar mi título. Era divertido ir a esta emisora llamada "radio metropolitana" en el segundo piso de una casa en el jirón Julio Cesar Tello de Lince. Una mujer obesa de muy mal genio cobraba 200 soles por trasmisión, se sentaba frente a una mesa con una consola grande de unos 60 centímetros y una computadora que aún leía CD donde JMV llevaba su música, eran unos 6 discos de música destartalados, algunos rayados, la mujer obesa le decía "ya te dije que dejes de traer esto y lo pongas todo en un USB". Recién estaban implementando en su página la trasmisión en vivo. Tenía dos cuartos destinados para los controles y otro para los conductores, a mí me dijo que tenía que hacer los agradecimientos una vez terminaba la canción. Tenía una hoja escrita a mano y siempre esperando que llegue el momento.

Terminado mi tiempo de práctica en la radio con JMV, nos volvimos a ver en la semana de aniversario del trabajo. Nos contó a las profesoras y a mí que se sentía perdido, se levantaba a las 5 de la mañana como siempre sin saber que hacer, los primeros días era descansado, los días siguientes se aburría y tenía que salir. Menciono que se dedicaría a escribir sus memorias, sus días de trabajo, en la radio y en ayaviri de donde era. Hubo un almuerzo por un año más del colegio y junto con los que fueron sus compañeros recordó su trabajo.

No sé que está haciendo, la radio cerro por pandemia y le perdí el rastro. ¿Habrá terminado sus memorias? La vida es difícil cuando te tildan de ser lo suficientemente viejo para hacer lo que vienes haciendo hace mucho. A donde ir si ya no te creen útil.

Primer paraderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora