Miércoles

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Hoy es miércoles, un día imperturbable, como cualquier otro miércoles. Caminando por estos pasillos, ingreso al baño de profesores de esta institución, un lugar amplio que parece más las duchas de un vestuario de jugadores. Solo hay un inodoro al final de un pasillo, una banca de metal a la izquierda, frente a los lavamanos con un espejo amplio en la pared, y a la derecha, tres urinarios aéreos que forman una cavidad cuadrada dentro del baño. Las duchas se encuentran en el pasillo que lleva al inodoro. Es un lugar poco íntimo, pero en esta ocasión fue escenario de un suceso simple y común que deja entrever que es septiembre y se acerca la primavera.

Me dirigía hacia el patio cuando vi al otro lado del pasaje, que pasa por las ruinas de la anterior fotocopiadora, a un grupo de niñas que me miraron y apartaron la mirada rápidamente, lo que indica que algo está sucediendo. No es algo fuera de lo común; aún no coordinan sus emociones con sus silencios. Pensé que tal vez había dos alumnos mostrando afecto o una pelea, aunque esto último no parecía probable porque no había muchos alumnos, solo las niñas. Mientras me acercaba, las alumnas señalaron hacia el baño de profesores y dijeron que un alumno estaba mirando su celular allí. Volteé para mirar y, efectivamente, había un alumno absorto en algo frente a la puerta de la primera ducha de las tres que hay en el pasillo. Me acerqué y pregunté qué pasaba; el alumno me enseñó una hoja mientras me decía: "Estoy leyendo". Respondí fascinado: "¿Qué estás leyendo en el baño? Déjame ver". Me fijé y era una carta romántica, escrita en toda su extensión, repleta. Me admiré pero no podía apartar los ojos de esta manifestación de septiembre, escrita con lápiz, lo cual era extraño ya que están en secundaria y usan bolígrafo, aunque no era relevante. Se entendía perfectamente. Tenía flores dibujadas alrededor, la caligrafía era impecable y el sentimiento se transmitía claramente. Puedo decir que incluso las comas y los puntos estaban bien empleados, aunque no soy un experto en el tema. Sin embargo, te diré cómo comenzaba:

"Te amo... y quería decirte esto." (¡Qué buen inicio!)

"Desde que te vi por primera vez en el aula, me gustaste mucho, no podía dejar de mirarte..."

Así empezaba la carta. No recuerdo más, pero sé que en la mitad había un "pero nunca te hablé por temor..." Era excelente; no pude leerla completamente y no sé el nombre de la alumna porque no estaba en la carta y fue ella quien la entregó en su mano. El alumno compartió su lectura conmigo, así que pude leerla junto a él, aunque antes le hice algunas bromas como: "Tenías mucho que decir", ya que estaba llena y no tenía letra grande. También le agregué: "No será algo sexual, ¿verdad? Porque si lo es, mejor no la leo". Me respondió que no, así que terminamos de leer y nos despedimos del baño. Me sentí satisfecho de haber compartido su momento de orgullo masculino y de no haberme burlado de su cursilería. También ayudó el hecho de que lo felicitara; chocamos los puños y nos despedimos como amigos sin edad, hombres al fin y al cabo, cómplices de este septiembre.

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⏰ Última actualización: Feb 06 ⏰

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