Averno

33 7 0
                                    

Este sitio es extraño. Palas y yo apenas acabamos de entrar y ya puedo ver que la energía que emana es propia por así decirlo. Sea como sea, creo que deberé evitar usar mis poderes en lo posible, según aquel libro hay una especie de Dios aquí, aún no sé lo que es, pero lo mejor es justamente no provocar o llamar la atención de ese ser de mala forma.

-Luci, ¿este es el lugar? ¿Cierto?-

-Sí aquí es. No me cabe ninguna duda. Tú leíste aquella obra, también debes reconocer este lugar-

Puedo ver ante ambas una extraña puerta, la inscripción es ya conocida por muchos. Podría resumirla en que recalca la creación de todo por parte de mi padre, lo bueno, lo malo e incluso la condena y salvación.

-Bueno, nosotras tenemos suerte de haber venido sin miedos-

-En eso no te equivocas Palas. Recuerda que si esto es como creemos, veremos cosas horrendas, espero que no te arrepientas luego-

-No te preocupes, ya he visto sujetos que seguro son mucho más horrendos que cualquier cosa de aquí-

Puedo empezar a escuchar ahora que entramos los llantos, muchas quejas, muchos lloros. Los mortales y otros seres que aquí yacen parecen en general desolados.

Hermanos míos por todos lados también abundan, por supuesto no conozco a prácticamente ninguno de ellos, incluso Palas nota que estos ángeles son algo distintos. Solo quejas salen de sus coros, la tentación de liberarlos me es grande, de algún modo podría.

-No. No debemos arriesgar nada ahora. Recuerda, somos dos humanas-

Las palabras secas de Palas me acaban de devolver a la realidad, estuve apunto de intervenir cuando yo misma dije que no se debía hacer.

-Tienes razón, solo estamos para seguir el camino hasta ver algo que nos marque. Ese es el objetivo, no tener problemas-

No niego que al decirlo en alto me estoy intentando convencer a mí misma, pero está funcionando. Aunque no puedo evitar que me disgusta ver esta zona, funciona bajo la máxima de, eres mi amigo o mi enemigo. Una forma de castigar a aquellos que decidieron no ponerse de ningún bando, un castigo para los que no quieren dañar a nadie. Me cuesta creer que esto sea cosa de mi padre, este Dios, ¿qué es?

-Gusanos. Hay gusanos en ellos-

Palas está algo espantada, por suerte solo es una impresión momentánea por lo que estamos viendo. No negaré que la imagen cruenta de sangre mezclada con lágrimas, siendo devoradas por gusanos, que en algunos casos están incluso incrustados en los pies de los condenados, es realmente negativa.

-La ribera del Aqueronte, tan espeluznante como siempre supuse-

-Palas, antes de seguir solo quiero saber algo. ¿Cómo una mortal como tú se siente tan tranquila aquí? Es más espeluznante que batallas contra otros elegidos, de eso no me cabe duda-

Si quiere seguir necesito asegurarme de ello, mientras aún no hemos subido en la barca que tenemos frente a nosotras.

-Uh, esa pregunta es tonta para alguien tan lista Luci. Tú misma me dijiste que me protegerás, contra otro elegido en cierto modo soy yo sola, pero aquí estoy contigo en todos los sentidos. Por eso mismo, si tú me dices que me vas a proteger confío en ti, aunque deba evitar que hagas alguna locura como antes-

No puedo ocultar mi rubor, pero esa voz me interrumpe. Esta penumbrosa voz acompañada de aquel esquelético y jorobado cuerpo que incluye una desarreglada y blanca barba.

-¿Desean usar la barca?, ¿desean pasar por el río?-

Sin duda alguna solo puedo asentir ante aquella duda que me plantea Caronte. En mi reino, en mi inframundo también existe, aunque ahí es un demonio. En este caso parece ser una especie de deidad menor, similar a las falsas divinidades que mis hermanos crearon en nuestro mundo.

Eligiendo a DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora