Capitulo X

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Chifuyu tuvo que leer la carta dos veces antes de dársela a Keisuke para que le echara un vistazo. Keisuke no estaba muy impresionado tampoco. Había una pequeña chimenea en la casa de la piscina, y Chifuyu pensó que la única razón por la que no había quemado la carta era porque venía de la madre de Chifuyu.

Chifuyu tuvo que luchar por no quemarla también.

Ella se había enterado sobre lo que pasó con Keisuke y el amigo de su padre. Ella quería ofrecer sus más sinceras disculpas, aparentemente, diciendo que ella no sabía que esto se iba a irse de las manos y bla, bla, bla.

A Chifuyu no le importaba. No le importaba, y él estaba furioso de que ella podría tener tan poca perspectiva. ¿Qué creía que iba a pasar cuando se dibujó a sí misma como una especie de víctima ante sus amigos? ¿La madre maltratada cuyo hijo no quería verla, que no la quería viviendo con él después de la muerte de su padre? Por supuesto, las personas con las que habló iban a enfadarse.

La peor parte estaba al final de la carta. La parte que dijo que esperaba que esto no afectaría a su relación y que podían seguir adelante.

¿Afectar a su relación? Ellos no tenían una relación. Ella se puso en contacto con Chifuyu después de enterarse que estaba emparejado con un multimillonario, y si bien él nunca la había culpado completamente por eso, considerando la salud de su padre en ese momento, él todavía estaba enfadado de que ella no se hubiera molestado en llamarle hasta hace poco.

―¿Qué vas a hacer?— Keisuke preguntó.

Kazuya comenzó a moverse y a hacer ruidos en su transportín. Chifuyu lo alcanzó, sujetando a su hijo porque necesitaba algo a lo que aferrarse.

Eso lo hizo sentirse un poco mejor.

―La llamaré mañana — dijo, tratando sinceramente de refrenar toda su ira. Kazuya olía como si necesitara ser cambiado, y Chifuyu no quería que este asunto afectara a sus habilidades de padre.

Keisuke asintió, se puso de pie, y lo besó.

Ellos pasaron el resto de su día organizando todo lo que necesitaban. Las cosas importantes estaban ya preparadas. La cuna, el cambiador, pero ahora que su bebé estaba aquí, Chifuyu quería repasar toda la lista de toda la ropa que tenían, cualquier otra cosa que pudieran necesitar, y asegurarse de que los botes de fórmula estuvieran siempre al alcance en la casa.

Ellos tenían lo mismo en la casa principal también, por si acaso Keisuke y Chifuyu decidían pasar la noche allí. Había una habitación de niño bien equipada, también. No solían pasar la noche en la mansión, pero nunca se sabe. Había una piscina cubierta, lo que sería genial para el bebé para nadar en los meses de frío, también había una enorme sala de cine para ver películas y Netflix.

Aunque, ahora que Chifuyu pensaba en ello, la piscina podía ser un peligro.

Él y Keisuke hablaron sobre mantener la puerta de la piscina cerrada, con una llave para poder entrar, y Keisuke había prometido poner una valla alrededor de la piscina exterior mañana.

Chifuyu no quería arriesgarse a tener un accidente cuando su hijo comenzara a dar sus primeros pasos.

―Trabajo en equipo — Chifuyu dijo felizmente una vez que los detalles fueron cubiertos.

Keisuke probó cuán trabajador en equipo podía ser cuando se encargó de Kazuya por una hora. Tiempo suficiente para que Chifuyu se tomara una larga, apropiada ducha en uno de los baños de la mansión. Él adoraba esos baños.

Aun así, salió rápidamente, queriendo tener a su bebé cerca. Aprender a tener a Kazuya fuera de su vista iba a ser difícil.

Todo el tiempo, incluso cuando el final del día llegó, y Chifuyu y Keisuke, y su hijo, se acurrucaron para ver una película en la sala de cine, Chifuyu todavía estaba imaginando las cosas que iba a decir a su madre.

El Compañero Ronroneante del Multimillonario [Libro Tres]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora