¿Vienes?

1.1K 52 9
                                    

Aether

El aire arrastró consigo mis suspiros, de entre tantas cosas una partícula de polvo aterrizó bruscamente en mi ojo, obligándome a rascarme con algo de rudeza para retirarlo. Paimon reía detrás de mí mientras se zambullía una gran solsettia, la escuché atorarse y no pude evitar burlarme de ella. A eso es lo que la gente de este mundo llama karma, ¿no?

El día iba pasando sin contratiempos, todo seguía su causa normal, veía a los niños correr de un lado para el otro, imaginando si tuviese visiones, poderes increíbles que dan el acceso al usuario de manipular la energía elemental, también se escuchaba a las demás personas hablando de sus problemas y compartiendo anécdotas.

El silencio que tenía en mi pequeña área fue interrumpido por un hombre, alto y de pelo castaño, tenía los iris llenos de vida y de un color verde oscuro. Poseía una vestimenta que ya reconocía de antemano, lo más llamativo era que esta vez el sobre que sostenía en la mano tenía un marca que era no era muy difícil de reconocer. Incluso con los rayos del sol disminuidos por el anochecer y la fauna abundante del lugar, mis ojos y cerebro coincidieron de inmediato. Era el mismo dibujo del tatuaje de Yoimiya.

Más tardó el mensajero en hacer el protocolo de entrega de mensaje, que yo en abrir la carta para leerla. Debo de agradecer a Paimon por enseñarme el idioma de Teyvat. Apenas terminé de leer, no pude evitar salir corriendo hacia la Isla Amakane. Mi pendiente se pigmentó de un color morado, me rodeé de rayos de la misma tonalidad, lo último que escuché fue un grito de Paimon diciendo que le debía una comida extra.

• • •

Yoimiya

¿Había sido lo correcto?

-¡Kyaaa! -grité ahogando cualquier sonido con mi almohada.

Tenía el corazón latiendo muy fuerte, demasiado.

Aunque como no hacerlo, si bien no me confesé no hay que ser un genio para dar a entender lo que quiero decir ahí.

-Aunque siendo él...

Me palmé el rostro con ambas manos para centrarme en lo importante. Había enviado una carta donde lo invitaba a ver los fuegos artificiales, esta vez solos, pero de verdad solos. Seguro que fue muy imprudente, es mi cumpleaños, ¿pero tengo yo realmente tengo el derecho a decidir sobre si puede traer a Paimon? siendo que siempre ella lo acompaña sin importar que. Incluso por lo que me dijo Thoma ella estuvo junto a él cuando la Shogun lo estaba por rematar en su primer encuentro. La amistad de ellos dos podría...

-Hija, sal de una vez y dile todo -la voz de mi padre me descolocó por completo de mi escenario mental.

-S-si... quiero decir, ¡SI! -salí corriendo.

Mi papá tiene muy mal oído, si escuchó lo que estaba pensando quiere decir que no estaba pensando en voz baja precisamente.

Rayos, ahora siento mi rostro tan caliente como mi visión...

• • •

Aether

Llegué justo cuando los dueños de los puestos se estaban retirando, algunos solo se giraron para despedirse con un movimiento ligero de la cabeza, otros lo acompañaron con palabras de dos sílabas. No obstante, Sanden, el señor del mostacho que me había vendido una máscaras cuando vine aquí con Ayaka me susurró al oído.

-No juegues con fuego y hielo -me golpeó en broma el hombro-. Recuerda que el frío también puede quemar, y mucho, chico.

Sin más se fue, dejándome muy confundido. ¿A qué se refería específicamente con eso?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 07, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

One Shots Viajero en DerivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora