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Era un nuevo día, aún faltaban unas horas para el descanso, y yo me sentía fatal. Desde ayer por la tarde me comencé a sentir mal, mi cabeza no dejaba de punzar, estaba mareada a más no poder, y tenía ganas de vomitar de tan solo oler el perfume asqueroso que tenía mi compañero de banco.

Mire a mi al rededor y sentía como si todos estuvieran moviéndose, escuchaba sus voces a lo lejos, mire hacia el frente, veía a Sun-oh lejos, y también como si su cabello estuviera moviéndose.

Extendí mi mano como si fuera a tocar su espalda cual veía muy lejos, pero la realidad es que lo tenía a la misma distancia de siempre. Mis dedos tocaron su espalda y eso pareció llamarle la atención, se giró hacía mi y su semblante neutral se borró, frunció su ceño y me miró con preocupación.

—Hana, ¿Te encuentras bien? Te ves terrible —agarro mi mano, y con cuidado volvió a ponerla en la mesa.

—Estoy bien.. solo..

—No estás bien —negó, agache mi cabeza y cerré mis ojos, ni siquiera pudiendo concentrarme en tratar de estar mejor; dejaba de doler mi cabeza.

—Tienes razón, no estoy bien.. me siento muy mal —susurré, y solo eso bastó para que él se girara hacia el frente.

—Profesor, Hana se siente mal, necesita ir a la enfermería —enseguida sentí la mirada de todos sobre mi.

—¿Eso es cierto, Hana? —escuché al profesor, levanté la cabeza y cuando él me miró, hablo rápidamente— Puedes ir —dijo, ¿Tan mal me veía? Rayos.

Me puse de pie con dificultad y cuando quise dar un paso me tambaleé, el modelazo se levantó rápidamente y me sostuvo para que no cayera al piso.

—¿Puedo acompañarla? —preguntó a él profesor quien ya nos miraba.

—Sí, sí, vayan, rápido.

Con ayuda del modelazo pude salir del aula, caminamos a paso lento pero seguro hasta la enfermería. Toque mi frente para ver si no tenía calentura, pero me sentía normal.

—¿Qué te sucede?

—No lo sé, llevo desde ayer sintiéndome mal..

—Me hubieras dicho antes.

—No es nada grave —negué, mi cabeza no dejaba de punzar constantemente.

—¿Quieres pasar al baño? Te ves amarilla, ¿Quieres vomitar? —preguntó rápidamente cuando logró ver mi rostro. Yo asentí, aguantándome las ganas de vomitarme aquí a medio pasillo— Diablos.

Lo mire confundida, antes de sentir como me levantaba, me llevo en brazos estilo princesa. Camino lo más rápido posible, si no es que estaba casi corriendo. Yo me deje caer, deje de hacer fuerza, y solamente sentí como todo el estómago se me revolvía.

Iba a vomitar.

Para mí suerte me di cuenta de qué habíamos llegado; Sun-oh empujó la puerta de una patada y entro al baño conmigo en brazos aún, me bajo con cuidado y en el primer cubículo que abrió, entre.

Me arrodillé y sentí como Sun-oh me sostenía el cabello es una coleta.

Y entonces, saqué todo.

No sabía que era lo que me pasaba exactamente, pero la verdad es que me sentía fatal. No sabía si había ingerido algún alimento caducado o algo por el estilo. No suelo ser muy sensible del estómago.

Me avergonzaba exageradamente de que el modelazo me viera vomitar y sostuviera mi cabello mientras lo hacía. Me sentía ridícula.

Con el dorso de mi mano me limpie la boca y después me apoye en la pared del cubículo, flexionando mis piernas. Mantuve mi cabeza gacha mientras trataba de que no me viera la cara.

HANA; la primera | Hwang Sun-ohDonde viven las historias. Descúbrelo ahora