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—Sun-oh, ¿Mira eso! —exclamé, apuntando al cielo. De reojo note como Hye se posiciona a nuestro lado; los tres mirando el cielo. Parecía un holograma, era de forma circular y contenía un corazón en el centro —¿Qué será? —cuestioné, intrigada.

—¿Enserio no sabes qué es? —Hye a mi lado me miró, burlón.

—No, cuenten.

—Es una aplicación, una alarma de amor, mira, si alguien se encuentra en un parámetro de 10 metros a ti, y tu alarma suena, es por que esa persona tiene interés sobre ti —explicó.

—Por eso mi celular no dejaba de sonar —comentó Sun-oh metiendo sus manos a sus bolsillos.

—Que engreído —me quejé, este rodo sus ojos. Hye de rió de ambos— ¿Y salió hace mucho esa aplicación?

—Acaba de salir —respondió Hye.

—Oh.. —mire a mis al rededores y todos los estudiantes miraban al cielo y tomaban fotografías como si ese holograma fuese lo más importante. No le veía nada de interesante, a decir verdad.

Me giré un poco, tenía la sensación de que alguien me miraba. Y entonces me topé con una chica mirándome, pero no cualquier chica, y no solo a mí; era Kim Jojo, nos miraba a los tres. Era raro, pero de igual forma, me volví a mi pose original.

En cuanto lo hice, Hye se posicionó enfrente de mí de manera brusca y yo por instinto me agaché. Sentí un jalón. Levante la mirada y Sun-oh me había atraído hacia el.

—¡Qué rayos! —exclamé.

—¡Oigan, idiotas, tengan más cuidado, podrían lastimar a alguien! —Hye le gritó a unos chicos que se encontraban a unos metros nuestro, acto seguido les pateo un balón de fútbol, con el que estoy segura me hubiera golpeado de no haber sido por él— ¿Estás bien? —se giró hacía mi, me miró, pero después a Sun-oh.

—Sí.. gracias, de no haber sido por ti me hubiera lastimado.

Hye negó regalándome una pequeña sonrisa mientras volvía a girarse a mirar el cielo.

Vaya, su sonrisa era muy linda.

Sonreí cuando lo vi mirar con conmoción el holograma en el cielo. ¿Enserio eso lo ponía feliz? No me imaginaba eso de Hye, pero con tan solo verlo sonreír no me importaba nada más. Me di cuenta de que disfrutaba pasar el rato con él y tratarlo. Era un buen amigo.

—¿Qué tanto le ves? —la áspera voz de Sun-oh sonó muy cerca de mi oído, y eso fue por que de agacho solo para susurrarme eso. Fue entonces que me di cuenta de que aún me sostenía contra su cuerpo.

Hye se giró hacía nosotros y nos miró de arriba abajo. Después volvió a girarse con cierta incomodidad.

—Nada —me deshice de su agarre y volví con Hye a su lado para hablarle— ¿Vas a descargarte la aplicación? —le pregunté.

—No lo creo. ¿Y tú?

—Me parece muy estúpido. Si de por si, la tecnología se está adueñando de todo en estos tiempos, ahora no me imagino con una aplicación que confiese por si sola tus sentimientos a una persona —escupí. Hye me miraba con atención— No me gusta la idea.

—Tienes un poco de razón —me señaló.

—¿Y tú cuando te descargaste la aplicación? —ambos miramos a Sun-oh esperando una respuesta.

—En cuanto salió —contestó, metiéndose entre Hye y yo. Lo miré, ceñuda.

—No podías esperar a ver cuantas chicas se morían por ti, ¿No? —me burlé.

HANA; la primera | Hwang Sun-ohDonde viven las historias. Descúbrelo ahora