[ 10 de Enero de 2020 ]Lee Heeseung no controla sus emociones.
Todos a su alrededor creen que lo hace. Siempre calmado, compuesto y listo para escuchar los problemas de los demás aportando soluciones viables a sus inquietudes, porque era lo esperado de su rol. Siendo el mayor debía por lo menos ser alguien en quien sus miembros pudieran confiar cuando quisieran sacar los sentimientos de su pecho y no había nadie que pudiera entenderlos mejor que Heeseung, experimentaban las mismas situaciones y quién mejor para entender cada uno de sus pensamientos que una persona viviendolo con ellos. Así que Heeseung se sienta y escucha, da lo mejor de sí para apoyar a Jungwon con sus responsabilidades de líder y trata de borrar las dudas de Sunoo lo mejor que puede reconociendo la validez de cada idea cargada con miedo, apenas habían debutado hace tres meses.
Heeseung se tragaba sus inquietudes, sin importar cuán importantes fueran, Jungwon y Sunoo ya cargaban con suficientes cosas como para hacerlos resolver sus problemas también. De igual manera, habían momentos en los que simplemente quería que alguien escuchara sin tener el temor de ser juzgado por su edad. Era cuando todas sus inseguridades se escabullian en las sombras de su mente, deslizándose a través de los labios de alguien más que la resignación se alojaba en su pecho y no había forma de engañarse a sí mismo, Heeseung no podía negar las críticas hechas por las personas a su alrededor cuando creían que no escuchaba porque él también lo pensaba, ellos sólo confirmaban algo que ya sabía.
Debía tener más confianza al hablar en las entrevistas.
Debía sonreír más.
Debía ser divertido sin cruzar la línea al irrespeto.
Debía mejorar su baile.
Debía aumentar su rango vocal.
Debía ser mejor de lo que ya era sino quería que su grupo se viera perjudicado. Heeseung lo intentaba todo para evitar caer en la auto-satisfacción, no importaba cuantas veces recibiera cumplidos y palmadas en la espalda, sabía que en la siguiente práctica debía hacerlo mucho mejor, como se esperaba de él.
Lee Heeseung era sinónimo de perfección.
Sin embargo, llegaban momentos en los cuales sólo quería sentirse suficiente y la presión de las expectativas lo aplastaba. La sensación asfixiante se instalaba en su garganta dificultando su capacidad para hablar, su cuerpo comenzaba a estremecerse en cortos espasmos y sus manos temblorosas no eran capaces de sostener ni siquiera su teléfono celular. En esa situación Heeseung siempre huía, no podía permitir ser visto por Jungwon o Sunoo.
Por esa razón se encuentra caminando por los pasillos del backstage, sin dirección alguna buscando tener una distracción antes subir al escenario en una hora. No se puede dar el lujo de dejar que su mente destruya su seguridad en un momento tan importante como ese, sería la primera vez que Aurora asiste a un festival musical y no podía arruinarlo, no podía decepcionar a Jungwon ni a Sunoo y mucho menos a sus fans.
Heeseung camina observando los nombres escritos en los camerinos de los demás artistas a presentarse y su estómago se aprieta al leer tantos nombres reconocidos juntos, es la primera vez que comparte escenario con personas tan importantes. Aunque su sueño parece estar cumpliéndose, no se siente así en el momento en que un sabor amargo se instala en su garganta, Heeseung sabe que va a vomitar en cualquier momento.
Realmente no quisiera hacerlo en el piso del pasillo, por lo tanto acelera el paso y esta vez busca el baño.
En un intento desesperado de encontrar la familiar puerta gris con una figura blanca de hombre pintada en su superficie no es capaz de notar el momento en el que alguien lo toma del brazo, sólo lo nota cuando sus pies no son capaces de seguir avanzando.
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Red Painted Knuckles and Cotton Candy Lips | HEEJAY
FanfictionLee Heeseung está en la cima del mundo, el país entero adora su grupo y sus fans glorifican el suelo por el que camina, no hasta que de la noche a la mañana se filtra en los portales y revistas amarillistas que está saliendo con Park Jongseong, el v...