Capítulo 2: Guilty

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Entre la densa oscuridad las luces de los reflectores lo ciegan. 

Jay es capaz de sentir la percusión de la batería de Riki en lo más profundo de su ser, moviendo todas las fibras dentro de sí. Riki gira las baquetas entre sus dedos habilidosos, un acto que lo hace ver muy arrogante, como si no temiera perder el ritmo de la canción, portando una sonrisa relajada en su rostro mientras golpea con los palillos la batería marcando el fin de su sólo y guiñando el ojo a algún fan en el público. 

Jay siempre ha creído que no existe un mejor baterista que Nishimura Riki en la industria. Su sentido del ritmo es espectacular y la forma hipnótica en la cual logra dejar a quien lo escuche sin aliento es impresionante. Cuando está sobre el escenario una persona como él puede poner a el mundo a sus pies si lo quisiera y Riki lo sabe muy bien, a juzgar por la expresión de auto-satisfacción en su rostro. 

El bajo de Sunghoon se deja escuchar. Jay lo observa apoyar su espalda contra la de Jake, quien se une a Sunghoon con su guitarra eléctrica para tocar su dueto. Jake apoya su cabeza en el hombro de Sunghoon cerrando los ojos en el proceso y las luces violetas se posan sobre sus figuras mientras sus dedos rasgullan las cuerdas, sacando notas perfectas. El grito de la multitud deja saber a Jay cuanto su público lo ama, la pasión que ambos poseen brota de sus cuerpos al presentar la mejor versión de ellos con esa canción. 

Park Sunghoon y Sim Jake son un dúo infernal. 

No importa la cantidad de veces que la misma situación se repita, estar sobre una tarima presentando su música a la abrumadora cantidad de personas frente a él siempre logran emocionarlo, para ser sinceros, a cada uno de ellos. No importa cuántas veces hayan presentado la misma canción que conocen como a la palma de sus manos, Jay siempre siente su interior revivir una y otra vez la misma emoción que tuvo la primera vez que la presentó ante alguien y lo que sintió al escribirla sobre el piso del estudio barato que en ese momento podían permitirse siendo una banda principiante y encargada de abrir los festivales pero nunca cerrarlos, porque nadie iba a quedarse hasta el final por cuatro chicos problema con un montón de tatuajes y piercings quienes seguramente eran la desgracia de su familia y de los cuales nadie sabía nada, pero por la apariencia que poseían era mejor no saber. Sin embargo, ahora sin importar su reputación, estarían en cada lineup posible si querían que sus conciertos tuvieran relevancia. 

Jay siente su corazón acelerarse en su pecho como si estuviera a punto de escapar, sus labios se resecan y debe humedecerlos constantemente con su lengua, el hormigueo en la punta de sus dedos está presente mientras sostiene el micrófono. Park Jay siempre da todo lo que tiene al cantar esa canción como si fuera la primera vez. 

La canción que los llevó a la cima. 

Después del dueto de Jake y Sunghoon siguen las últimas líneas que debe cantar y se prepara para ello. 

Mira hacia el público haciendo contacto visual con algunas de las personas presentes mientras porta una sonrisa ladina. Es algo que nunca falla. 

La multitud enloquece gritando a todo pulmón esas últimas líneas junto a él, sus voces rezonando en el lugar y Jay se siente en el cielo por unos instantes. Podría creer que es intocable por una fracción de minutos. 

So why don't you blow me a kiss? 
Just let your heart speak up

Jay siente el sudor recorrer su cuello y puede ver que sus compañeros de banda se encuentran igual que él. Sin aliento pero con un sonrisa en el rostro al terminar la última presentación sin ningún inconveniente. Jay desea poder quedarse ahí por más horas, en ese lapso de tiempo donde la adrenalina recorre su cuerpo a mil por segundo, sintiendo sus oídos zumbar por el ruido y el ardor en sus músculos por no haberse sentado en un largo rato. Donde su vida cobra sentido. Sólo desearía poder tener a Heeseung junto a él, sobre el escenario o entre el público, realmente no importa. 

Red Painted Knuckles and Cotton Candy Lips | HEEJAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora