𝐼𝐼

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Finalmente el día había llegado. Use el vestido más adecuado a él que encontré y espere pacientemente que la hora llegará. Diez minutos antes salí de casa y empecé a caminar al lugar acordado. Un bar de esos en los que van hombres que solo beben whisky con hielo y tequila, nada de cervezas o vodka. Un lugar con clase para hombres adinerados.

Me senté en la barra sin intención de pedir nada. Estaba nerviosa. Jamás me había puesto haci por un hombre, pero él, él me hacía sentir de todo en cuestión de segundos. Su aura irradiaba una energía brillante cuál sol en pleno en pleno verano y electrizante cuál relámpago.

Él era un trueno.

Y verlo entrar ese día en el bar me hizo responder cada duda que tenía sobre su radiante personalidad. En cuanto entro a la habitación cada hombre quería tener una conversación con él, así está fuera sobre la cosa más estúpida y como era de esperarse, cada chica quería llamar su atención. Ignorando cada mirada él camino hacia mí. Sin quitar sus ojos de los míos y esa sonrisa ladida de su cara, se sentó a lado de mi.

-Un verdadero placer volver a verte y que me acompañes está noche

Pidió un whisky para comenzar, se veía justo como el tipo de hombre me pediría eso para empezar la noche. Luego de que el mesero se lo trajera lo tomó de un trago, sin hacer gesto alguno y solamente siguió hablando. Por cierto, su manera de hablar, la forma en que contaba las cosas, simplemente te hacía clavarte en sus historias, querer conocer el final. Tenía ese algo que de verdad, te hipnotizaba con cada palabra. Y no solo era su manera de hablar, también él, su personalidad, su aspecto. Ese gracioso peinado con un copete salido de Grease, Lucia como Jonh Travolta haciendo a Danny Zuk. Para mí fue inevitable mencionarle esto, él río y solo dijo algo como: "no lo creo, seguramente yo era muy salvaje para los 70s". Y reí, reí de verdad. Siempre tenía una buena respuesta para todo, tal vez por eso todos siempre querían hablar con él de cualquier cosa, para su mala suerte, solo yo tenía su atención. Y debía admitir que me sentía afortunada de que fuera así.

Luego de unos tragos bailamos. Su aliento a whisky me mantenía ebria pues estaba muy serca de mi y el licor en sus labios lo hacía irresistible. Trate de ser fuerte pero pedí.

Entonces, finalmente nos besamos.
Jamás olvidaré ese primero, el primero de muchos.

Cada besó era un paso a ciegas al abismo de su alma. Cada caricia era un saltó suicida a la mismísima perdición, pero aún sabiendo todo esto seguí con él hasta el final. Aunque siendo sinceros, era inevitable que no cayera en sus encantos y su perfume barato.

Con todo y eso, recuerdo perfectamente como fueron las cosas, como lo ví por primera vez el último día de noviembre pero lo conocí de verdad una noche de diciembre.

𝑩𝒍𝒖𝒆 𝑱𝒆𝒂𝒏𝒔 -𝐴𝑙𝑒𝑥 𝑇𝑢𝑟𝑛𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora