15: Fiesta (parte dos)

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Asia. Tengo que ir por Asia.

Se lo recuerdo a Johanna y ella me presta gentilmente su automóvil.

No tardo más que quince minutos en llegar a su casa.

Bajo audazmente del auto, y corro hasta su puerta. Toco el timbre. Pasan un par de segundos cuando una señora de mediana edad, casi idéntica a Asia, sólo que ella no tiene el cabello castaño-rojizo ni los ojos marrones.

—Hola, ¿señora Granger? —Asiente con la cabeza—Buenas noches. Soy David, David Hewlett.

—Un momento—dice y se vuelve hacía atrás y grita—: ¡Asia, tu amigo David ya está aquí! —Enseguida, se vuelve hacia mí y sonríe—Enseguida baja.

—Gracias.

—¿Gustas pasar mientras ella viene? —Me pregunta amablemente. Definitivamente, me gustaría tener una madre y no a mi papá.

—No, no. Gracias, pero puedo esperarla aquí afuera.

Y pasan un par de segundos. Y ella baja las escaleras. Y no sé qué diablos me pasa, porque la boca se me abre poco a poco, las cejas se me arquean y los ojos se me abren tanto que siento que mis parpados se han volteado.

—Oh...mi...jodido...Dios...—digo tan sorprendido— ¡Asia te ves hermosa!

Lo es. Tiene el cabello rizado; los ojos con delineador y no sé qué otras cosas, pero se le ven tan maquillados, que la encuentro sumamente atractiva; tiene un vestido rojo escotado; zapatillas negras y los labios rojos.

—Gracias—dice un poco ruborizada—. Por poco casi creo que no vienes. Casi me decepciono.

—Jamás podría—digo sonriendo como idiota.

Ella sonríe. Amo verla sonreír.

—Adiós mamá—su mamá se despide—. Despídeme de papá, por favor. Vámonos, Dave.

—Hasta luego señora Granger.

—Adiós muchachos. Quiero a mi hija a la una de la mañana, ¿ok, Dave?

—Entendido—digo, mientras le abro la puerta del coche a Asia.

—Gracias—responde ella.

Me subo al auto y comienzo a conducir.

—Gracias por venir por mí. Johanna no se equivocó.

La volteo a ver y digo:

—Johanna nunca se equivoca.

Cuando llegamos a casa de Johanna, hay media escuela; tanto adentro como afuera. Estaciono su auto y bajamos de el.

Entramos a la casa y veo a chicos que ni siquiera recuerdo haber visto en la escuela. Trato de ubicar a Johanna, pero recuerdo que tengo que estar con Asia. Caminamos hacia las escaleras y Johanna choca contra el muro que hay de lado de éstas, hay dos chicas a lado de ella, con una se está besando salvajemente, mientras que a la otra le toca el seno izquierdo y ella le hace lo mismo.

Asia y yo nos miramos, pero yo decido acercarme.

—¿Johanna? —Abre los ojos y me mira—Johanna, despega tus labios de tu amiga y ven aquí.

—¿Qué? ¿Acaso no ves que estoy ocupada?

—Cállate—le digo—. Tenemos que ver si esa perra llega, tenemos que estar listos para cuando llegué. Así podrá irse.

—En mi habitación está todo, sólo tienes que conectar la USB verde que está en mi tocador en mi laptop y reproducir el audio. Se reproduce siete veces en total.

Asiento con la cabeza y comienzo a caminar, pero ella me detiene jalándome del brazo.

—Ten—me da una llave plateada—. Es la llave de mi habitación. Asegúrate de que nadie te vea, ve con Asia y, recuerda cerrar con seguro una vez que lo reprodujiste—dice y asiento nuevamente—. Espera—dice cuando comienzo a caminar—, trae la cámara que está en mi escritorio, quiero tener la expresión de esa perra en una fotografía.

Y entonces Asia y yo subimos a la habitación de Johanna.

Muchos nos ven como si fuéramos a tener sexo. Pero no lo haremos, lo dudo mucho.

Le pido a Asia que cierre con seguro y que tome la cámara que está en el escritorio.

Yo introduzco la memoria y busco el audio. Tomo mi celular y le llamo a Johanna.

—¡Cómo demonios se supone que adivine cuando esa perra llegue!

—A ver, imbécil. Fíjate como me hablas—dice un poco molesta—. Esa perra, viene bajando de un auto color vino, se ve molesta. Ponlo ya y sal de inmediato.

Lo pongo. La música se detiene y los gritos también. Es un intervalo de unos diez segundos en lo que tarda en cargar el audio, antes de salir, pongo el modo de repetición.

Tomo a Asia de la mano, pongo el seguro a la puerta y salimos de ahí. Justo en ese momento. La frase comienza a sonar.

"Aceptalo, Sekai. Yo lo maté. Así es. Yo lo maté. Y ahora está en un tumba a 10 metros bajo tierra"

—¿Qué está pasando? —Pregunta Asia.

—No preguntes, no digas—le respondo.

Bajamos rápidamente las escaleras, veo a Johanna con el cabello amarrado cruzada de brazos justo en la entrada de su puerta. Cerca, puedo escuchar cómo Akira grita y golpea cosas como una loca.

—¡Quita eso, Johanna! ¡Quítalo! ¡Ahh!

Akira tira un florero, y es entonces cuando Johanna corre hacia ella y la golpea.

—¿Querías saber no? Ya lo sabes, no viniste a romper mis cosas. Lárgate de mi casa, perra.

Johanna regresa rápidamente a la puerta y me quita la cámara.

Akira se levanta, pero todos comienzan a empujarla, a jalarla de la ropa y a arruinare el peinado.

—¡Asesina! —Gritan unos.

—¡Deberías pudrirte en la cárcel, puta estúpida! —Grita una chica

—¡¿Sabes que deberíamos hacer?! ¡Deberíamos quemarte viva, hija de puta!

Akira rompe en llanto. El maquillaje se corre por todas partes, trata de limpiarlo con sus manos, pero sólo lo empeora. Alguien la toma del cabello y después la empuja. Entonces Akira queda frente-a-frente con Johanna. Está destrozada. Tiene el cabello alborotado y enredado, la blusa verde la tiene rota y mal acomodada, y el collar dorado que me pareció ver que tenía, ya no lo tiene.

—¡Sonríe para la cámara, querida! —Dice Johanna tan hipócritamente, realmente sabe cómo lucir contenta cuando es hipócrita.

Akira se queda inmóvil, sigue sollozando, pero tiene la mirada clavada en Johanna. La mira con temor.

Y el flash ilumina casi todo el pasillo.

Johanna se hace un lado y Akira sale de la casa, llevándose junto con ella, todo el rencor que alguna vez sentimos en contra de ella.

Johanna me pide la llave y sube las escaleras. Unos segundos después, la música vuelve y parece que nada paso en esta casa.

N/A:

@lulu_strecci,  también te dedico este zukulentho capítulo, ya sabrás porque.

Sobre Un Chico...¿Chica?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora