Capítulo 8

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— ¡Menma! ¡Menma, despierta! —sacudió el hombro del Uchiha mayor quien, por el brusco movimiento, abrió los ojos del susto.

— ¡Gah! —gritó este, sobresaltado, sentándose de golpe. — ¡¿Qué?! ¡¿Nos atacan?! —preguntó alterado, su cabeza girando en todas dirección para detectar el peligro.

Minato lo ignoró, tomándolo del brazo y jalándolo fuera de la calidez de su saco de dormir y obligándolo a ser golpeado por el helado frío nocturno.

— ¡Ven, vamos! —insistió. — ¡Hay que despertar a la tía Sakura!

Menma, protestando por el rudo despertar, murmuró algo entre dientes y se dejó caer contra el suelo, totalmente indispuesto a hacer otra cosa además de dormir. Su hermano lo zarandeó, completamente frustrado. ¡Él estaba entrando en pánico y Menma solo quería dormir!

Al final, se rindió y fue él mismo a despertar a la ninja pelirrosa. Esta parpadeó adormilada al ver su tienda invadida en medio de la noche, el Uchiha menor intentando explicarle algo que no lograba comprender.

— ¡Minato! —lo sujetó por los hombros, apretando con suavidad y observando la respiración agitada del chico. —No entiendo nada.

— ¡Entonces vamos! ¡Te lo mostraré!


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Sakura frunció el ceño cuando sintió una especie de calor proveniente de la que normalmente era una fría roca, así que se apartó y observó la piedra con atención. No parecía haber nada fuera de lugar, pero cuando su mano rozó de nuevo la figura de Naruto pudo sentir como definitivamente exudaba algo de calidez.

— ¿Cómo...? —preguntó una confundida Sakura, apretando los labios. El corazón se le aceleró, amenazando con escapársele con la garganta, y se apresuró a inspeccionar el cuerpo de su antiguo compañero de equipo, luz de un azul claro brillante emanando de sus manos.

Menma parpadeó confundido ante la situación mientras Minato la miraba ansioso, esperando que dijera algo más.

—Es chakra. —musitó, estupefacta la pelirrosa, las palmas de sus manos refulgiendo de un pálido color celeste. — ¡Es chakra! —repitió, su respiración volviéndose irregular.

— ¿Es chakra? ¿Eso qué significa? —preguntó el mayor de los hermanos, todavía medio dormido.

La mujer no contestó y continuó su labor, manteniendo su concentración en ello.

—Puedo sentir chakra...—repitió en un susurro. Estaba completamente estupefacta.

En aquella estatua de roca que hacía años habían inspeccionado, ahora podía percibir chakra. Era un pequeño rayo de esperanza y temía ilusionarse por nada. No podría soportar otro callejón sin salida, no cuando al fin había hecho las paces con el hecho de que sus dos amigos no volverían nunca.

Pero ahora...

— ¿Es el chakra de papá? ¿Puedes sentir el chakra de papá? —Minato le preguntó con desesperación.

La ojiverde negó en silencio y, sin girarse hacia ellos, procedió a inspeccionar la otra silueta petrificada, perteneciente al que en su momento fue el último Uchiha.

Ambos hermanos la observaron con cierta ansiedad hasta que el brillo desapareció de las manos de la ninja médico y esta se volteó para mirarlos con una expresión inexplicable.

—Debemos regresar. Ya. —y, sin perder tiempo, comenzó a correr en dirección de la aldea, con la seguridad de que los dos chicos la seguirían sin dudar, las cosas en el campamento olvidadas por completo.

Sin importar el tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora