Capítulo 14

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Minato se removió incómodo, sintiendo que le costaba respirar por el peso que tenía encima. Gruñendo por lo bajo, abrió los ojos, solo para encontrarse en el piso de la sala con Menma tirado sobre él, roncando sonoramente como si no tuviera más preocupaciones en el mundo.

—Oye. —comenzó a empujarlo. —Quítate de encima.

Menma solo le respondió con palabrería ininteligible y se dio la vuelta, quedando acostado sobre su espalda y liberando a Minato de su prisión.

Suspirando de alivio, el menor se sentó, frotándose los ojos y preguntándose qué hora sería. La televisión estaba apagada y había una manta en el suelo que no estaba ahí antes, así que tal vez el abuelo llegó, apagó la televisión y los cubrió con una sábana antes de que terminaran en el piso. No sería la primera vez.

Estirándose perezosamente, se puso de pie y se tapó un bostezo con la mano. Sintiendo la garganta seca, decidió ir a la cocina por un vaso con agua. No fue de extrañar que su abuelo se encontrara ahí con una taza de té entre manos, con la mirada distraída.

Cuando sus ojos percibieron el movimiento de Minato, parpadeó.

— ¿Despiertos ya? —sonrió y luego él mismo trató de disimular un bostezo.

—Solo yo. —el pelinegro le devolvió la sonrisa y comenzó a buscar un vaso entre los gabinetes. — ¿Qué hora es?

—Alrededor de medianoche.

Minato dio un respingo.

— ¡¿Eh?! ¿En serio? —preguntó incrédulo. ¿Tanto habían dormido?

—Así es.

—Huh... ¿Debería despertar a Menma para que se vaya a la cama?

Iruka rio por lo bajo, dándole otro sorbo a su té.

—Déjalo. No pensaba despertarlos de todos modos.

Minato inclinó la cabeza hacia la izquierda, algo extrañado por el comentario. Normalmente el abuelo siempre los mandaba a dormir a sus habitaciones, en lugar de en cualquier parte de la casa, somo lo era el piso de la sala.

—Bueno. —decidió no preguntar, sino que simplemente se sirvió su agua y se la tomó de un trago. Dejó el vaso a un lado y regresó la mirada a Iruka, quien parecía meditar algo en silencio. Minato, sin poder contener su curiosidad, preguntó: — ¿Pasa algo?

El mayor negó suavemente con la cabeza.

—Nada importante. Ve a dormir. Mañana será un largo día.

— ¿Eh? ¿Por qué?

Su abuelo simplemente le sonrió, pero se veía bastante cansado y Minato no pudo evitar preguntarse si eso era una mala señal. Pero, como ya no hubieron más palabras, se limitó a decir buenas noches e ir a su cuarto a descansar.

Bueno, no sin antes ir a la habitación de Menma por una almohada para dejársela a su hermano, quien se aferró al mullido objeto sin señales de estar cerca de despertar.


-.-.-.-


Al día siguiente, Iruka decidió preparar panqueques para el desayuno.

Menma se levantó primero, lo que no le extrañaba, ya que había dormido desde la tarde. Su nariz lo llevó directamente hacia la cocina, el delicioso aroma de panqueques recién hechos atrayéndolo como abeja a la miel.

Sin importar el tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora