En los tiempos de la creación, los dioses crearon al hombre y a la mujer según lo que dictaba la espada del monarca. Sentimientos, emociones, sensaciones y personalidades fueron creadas a partir de este artefacto celestial. El hombre fue creado con el miedo, la desesperanza, el terror constante a estar en cometa soledad. Después fue creada la mujer pura con aura de colores vivos que emana cada vez que la ves.
Los dioses encomendaron a la mujer a vivir pacíficamente en lo alto de la montaña de aquel lugar que llamaron tierra. Al hombre lo encomendaron a vivir solo por toda la eternidad buscando una única cosa. La “felicidad”.
Desde lo cielos los dioses dijeron:
— Tu, aquel hombre que vagara solo por el mundo que lo único que conocerá será la soledad y tristeza. Anda, ve hacia donde el sol se esconde y busca el aura más cálida, la belleza más seductora y el abrazo que detiene el tiempo —
— ¿Dios? — el hombre confundido pregunto
Los dioses no respondieron al llamado y la voz que proclamó la instrucción se desvaneció tan rápido como llego.
Al caer la noche el hombre dormía y soñaba con aquella instrucción que los dioses le habían dicho, ellos también mencionaron algo que nunca había escuchado algo que los dioses llamaron “felicidad”. El hombre soñaba con el aura resplandeciente y con el calor que aquellos le mencionaron…
El hombre emprendió su viaje a dónde el sol se oculta dejo su choza y tomo todo lo que podría servirle: una rosa, una vela y una hoja blanca.
Caminó y caminó por días y días explorando lo que jamás había visto. Valles, praderas, llanuras y cordilleras tan altas que se sentía que llegaban muy alto. El dibujaba en la hoja todo lo que veía todo lo que para el era nuevo y hermoso a sus ojos así hasta llegar al puente de piedra que cruzaba el enorme río y ahí el mensaje divino apareció…
– Hombre solitario si realmente quieres cruzar este río mi prueba tienes que pasar–
El hombre se dirigió al cielo y dijo: – ser supremo que guías mi camino si tú prueba debo cumplir que así sea.
El dios oscureció el cielo llenando de penumbra su alrededor, convirtiendo el día en noche de un momento a otro. – fuiste creado para temerle a la noche y todo lo que se oculta bajo su manto si quieres llegar a dónde se oculta el sol deberás caminar sin miedo alguno hasta el otro lado.
El hombre no parecía tener miedo a la oscuridad, saco su vela y la encendió y el camino pudo iluminar, paso a paso se adentro en la noche y lo que podía ver solo era el piso de aquel puente pero eso no le preocupaba y así pudo llegar al final.
– ¿Por qué no has tenido miedo?– dijo el dios.
– Los dioses me han creado con el miedo por alguna razón que al principio si tenía pero paso algo inesperado la vela me dio la fuerza para cruzar si temor y con la valentía de seguir mi camino por aquí así me lo han dicho y si tengo que llegar al final del mundo lo haré–
El dios sabiendo que había pasado la prueba le regaló la valentía con recompensa por a ver pasado la prueba y así el hombre dejaría de sentir miedo para continuar su camino.