Mi única luz

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Hermana, quería que escucharas todas las historias que venían a mi cabeza, que me ayudaras a entender los problemas en casa, pero qué podías hacer tú. Sentía mucho miedo con los fuertes golpes, con las miradas de odio y rabia, los gritos irracionales. Quería abrazarte y decirte que algún día todo iba a parar.

Ése día llegó, todo paró. La casa se sentía en blanco, ya no habían tonos grises.

No nos dimos cuenta, pero él había cambiado, ahora los tonos grises estaban en él. Él se perdía en las noches, y cuando regresaba pasaban peleas por el tiempo, su hora de llegada era cada vez más tarde. Habían días en los que no llegaba, o solo llegaba al día siguiente como si nada pasara. No dormía por las noches, solo por esperar su llegada.

Él era tu única luz, y yo lo sabía. La forma en la que lo admirabas, la forma en la que lo presentabas ante tus amigas era inigualable. No te culpo por nada, a mi me hubiera gustado tener un hermano también.

Él empezó a cambiar cada vez más, llevaba visitas a casa, solo para perderse entre el humo pegajoso de la marihuana, mientras que tú y yo solo esperábamos a que se fueran encerradas en un cuarto. Pero él era tu única luz.

Él dormía casi todo el día, solo despertaba para acompañarnos a la escuela, y en las horas de salida ni si quiera las recuerdo. Él te regalaba cosas cuando era tu cumpleaños, y tú siempre te alegrabas. Me gustaba mirar tu sonrisa que solamente salía cuando él hacía algo por ti.

Él un día se fue, y esta vez no volvió. Tú preguntabas por él, pero él no quería volver.

Después de un tiempo, él volvió en un día de tu cumpleaños, él solo te gritó y dijo que no te quería ver, tú lloraste y dijiste:

-Pensé que había venido por mi cumpleaños.

Eso me puso muy triste, pero ¿Qué podía hacer yo? Él era tu única luz, nada de lo que te dijera podía cambiar algo.

Pasaban los días, y él no volvía. Algo cambiaba en ti.

Él volvió, y tú ya no lo mirabas igual, algo había cambiado. Sentí como perdiste tu luz, tus lindos ojos como el cielo ya no brillaban al mirarlo.

Él quería volver a los tiempos de antes, pero tú lo ignorabas. Pasaban tus cumpleaños y él estaba aquí, pero ya no era igual.

Él se fue de nuevo, esta vez no supimos nada de él. Tú ya no eres la misma de antes, ya no esperaste, ni preguntaste.

¿Qué puedo hacer? Yo no soy como él, ella no me puede admirar, ni presentar con sus amigas, no soy hombre, ni soy mayor. ¿Qué puedo hacer? No quiero mirarla triste.

Ella perdió su luz, ¿Yo puedo ser su nueva luz? No. No puedo, a ella no le brillan los ojos cuando me mira.


holaa, de nuevo soy yo, espero y les guste éste relato, espero su voto. Éste relato va con dedicatoria para L.G.
Muchas gracias❤
F.G

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