Ser el número uno está sobrevaluado

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Ser el número uno está sobrevaluado.

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Esto es una receta para ser mediocre, nadie recuerda a los segundos lugares, etc.

Son las réplicas más comunes a esta idea.

Es la forma en que nos enseñan a razonar en el planeta de los perros. En una competencia de galgos la idea es la misma: corre sin pensar, corre sin cuestionar, persigue ese hueso con la imagen del éxito, aunque te rompas en pedazos en el proceso. Pero al final de un día lleno de carreras y perros agotados es una competencia sin ganadores reales.

Porque te recuerdo que: los perros jamás atrapan a la liebre mecánica en el riel.

Los ganadores reales con el esfuerzo del perro son los dueños, no los perros.

En el planeta de los perros se puede ver un ideal «relativamente» al alcance de la vista: compre el último modelo de teléfono inteligente, complete licenciatura o maestría, organice la fiesta de: (boda, XV años, cumpleaños, etc.) y ¡sus problemas futuros estarán resueltos! De manera que perseguimos esos objetivos creyendo firmemente que con suficiente esfuerzo y algo de planeación apresurada conseguiremos la meta.

Caminar hacia el atardecer como un indiscutible ganador: todos miraran con impotente envidia sus vídeos en ultra alta definición, el trabajo soñado llegará al recibir su título, tendrá la fiesta soñada en la que todo resulta tal cual lo soñó y que será comentada durante décadas.

Pero... el teléfono se vuelve obsoleto, el mundo laboral está lleno de parásitos y depredadores ajenos a sus prácticas y la fiesta en la que invirtió sus ahorros es solo una anécdota llena de quejas en el desayuno de sus invitados.

No se puede ser el número uno en esa carrera de perros.

Esas competencias se han ganado, pero mi amigo nunca estuviste en la lista de participantes.

El dispositivo se vendió, la empresa tiene un nuevo y «dispuesto» empleado y la boda será un evento más para los salones de fiestas.

Los ganadores reales de esas carreras están disfrutando de su éxito en un lugar muy lejano. Y tú solamente saltas a la siguiente competencia a perseguir la liebre mecánica en turno.

Entonces qué importa si no es el «número uno» en esas competencias, si únicamente APARENTAS ser un personaje de relleno en la historia de moda, esa que tiene más reflectores y «me gusta» de la red o en tu entorno social.

Un gato nunca acepta ser el segundo o el repuesto en lo que desea.

Como sabes por los vídeos de gatos que circulan en la red, un gato buscará dicha y comodidad en SUS PROPIOS TÉRMINOS. Puedes comprar la mejor cama para un gato, pero si no es lo que el felino quiere, este dormirá en la de su humano, o en la cama más amplia del perro o incluso dentro de una caja de cartón en la que apenas tiene espacio. ¿Eso lo convierte en un mediocre? ¿El «segundo lugar» le afecta? ¡No! Porque es el número uno en sus términos, es el protagonista de su propia historia. No en la que otros planearon para él.

En el distante mundo de los gatos, al que no podemos volver sin un patrocinio de la NASA, las competencias son muy distintas.

El mejor teléfono es aquel que sea más cómodo de usar y que pueda explotarse en su uso hasta caer en pedazos. El mejor empleo es el que le permite tiempo para sus familiares, pareja o tiempo para sí mismo y no para el "logro de objetivos" empresariales. Si un gato desea dinero y poder sabe que este se encuentra en un sitio con poca competencia (para poder imponer sus términos) como las áreas de física, química o matemáticas o incluso en los exitosos y familiares negocios de comida. Las fiestas o eventos sociales son una opción ALTERNATIVA para el disfrute personal o de pareja, ya que, el éxito no se encuentra en los comentarios positivos o fotografías.

Claro que, estas ideas a los ojos de los residentes perrunos son mediocres y raras. A sus ojos tendrás un teléfono mediocre, un empleo en el que nunca avanzas o en el que apenas se gana lo suficiente para mal vivir. Bajo su enfoque tienes un egoísmo total por no organizar una fiesta derrochadora a causa del evento social en turno.

No "triunfas" en sus términos, no persigues a la liebre, por lo tanto, eres un fracaso.

Hasta en los momentos de descanso en el mundo perro las reglas son raras.

Por ejemplo: los residentes locales acaban con sus ahorros para ir a unas vacaciones cerca del mar en las que siempre están corriendo o tomando fotos que nunca verán por segunda vez. Los machos se embriagan y comen, las hembras corren de un lado a otro tratando de controlar a las crías mientras miran de pasada las atracciones del lugar. Además de que son sistemáticamente estafados por los precios o productos de los locales ya que, quieren hacer LO MISMO que en sus sitios de origen, es decir: hacen emparedados de jamón para comer en playa en un lugar con muchas opciones de comidas marinas.

Los felinos, por su parte, acaban con sus ahorros para comprar la mejor sala o cama y disfrutar en ella de sus días buenos y malos.

¡La cama la visitas a diario, mientras a la playa vas una o dos veces por año!

Pero claro, una buena cama no se presume de la misma forma que las fotos al sitio de moda o ese vestido para los eventos, que seamos francos se usarán una media docena de veces cuando mucho en la realidad. Y no digo que un felino no disfrute con buenas telas sobre su cuerpo, me refiero a la idea de que SOLO se consentirá con el uso de esas galas en eventos específicos y no cuando se le antoje.

Un gato emplea los recursos (o productos) que le dan placer regularmente, incluso si a ojos ajenos son simples o baratos.

Y antes de que me digan que es posible tener ambas metas, les recuerdo que eso no es factible sin aniquilar los ingresos regulares y llenarse de deudas y estrés por los bancos devoradores de almas. Además de que caeríamos en la fantasía de «éxito» en la que viven nuestros colegas perrunos de triunfar en el ámbito social y privado. Tan contradictorio como ser el profesionista con empleo de primer nivel y simultáneamente buen cónyuge o padre que dedica el tiempo necesario en su hogar.

No hay suficientes horas en un día para lograr semejante meta.

¿Es entonces tan grave no tener el primer puesto en las competencias de carreras de perros?

Los gatos persiguen objetivos despiadadamente y de una forma tan tenaz como cualquier perro. Pero son victorias acumulativas, escalones de una meta más grande.

Y seguramente me dirás: ¿los gatos persiguiendo objetivos? Para nada, los gatos solo persiguen luces y a otros gatos.

En ese caso te recuerdo el popular vídeo o meme de un gato instalándose en el teclado de la computadora de su «amo». El gato se echa, el humano lo aparta, el gato lo hace de nuevo y el humano lo aparta de una patada... hasta la siguiente ocasión en que el teclado esté en uso.

¿Acaso el gato es idiota? Para nada, el gato está entrenando a su humano para que aprenda dos posibles cosas: quiero una cama tibia e iluminada o quiero que me atiendas tanto (o más) que a la pantalla.

El resultado: una mejor cama para el gato o un gato instalado en las piernas del humano mientras está frente a su computadora.

El propósito se cumple y el humano superior aprendió una conducta de su mascota.

A diferencia del perro que trae la pelota cuando el humano quiere, el gato persigue el objetivo hasta cumplir SUS metas.

La victoria es para el felino, no para el amo. El gato es el número uno cumpliendo con sus objetivos, aunque tenga la fama de un vago dormilón. Mientras tanto, el fiel perro corre una y otra vez tras la pelota por una efímera caricia sin ganar nada más allá del reconocimiento de ser obediente.

El número uno del perro frente al número uno del gato. Y ahora pregunto de nuevo:

¿Es tan malo no ser el número uno?

Prosperando como un gato en el mundo perroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora