Compendio de ideas vanidosas, holgazanas, egoístas y felinas para sobrevivir de la mejor manera en un mundo gobernado por ideas perrunas y memes. [Humor, Gatos, Parodia de un libro de superación personal]
Los juegos infantiles no se quedan en la infancia.
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Cuando era niño, pensaba como niño, actuaba como niño. Ahora que he dejado atrás esos tiempos, pienso como adulto, actúo como adulto.
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Esta es la réplica estándar a este concepto, una idea muy famosa, pero no puedo recordar la fuente exacta... je, je.
En el mundo perro, madurar tiene que ver con el «arte» de aprender a reprimir el YO, lo que realmente deseas o sientes, con el paso del tiempo hay menos y menos tolerancia para expresar esas cosas auténticas. Ya que actuar de manera abierta sobre esos intereses resulta molesto a los demás, excepto en tiempos más limitados y socialmente aceptables.
En la época de infancia el concepto base para un juego es el mismo en el mundo perro y en el lejano mundo gato.
Los juegos deben ser divertidos.
Por un corto tiempo la sociedad perruna acepta esa regla con sus infantes, ver la alegría pura en los cachorros al divertirse es un buen indicador de que los juegos están cumpliendo su propósito. Los componentes para esta actividad son simples:
Juego y jugadores.
Por desgracia, ese misterioso ser que impone las reglas en el mundo perro agrega otro elemento que inicia un nuevo entrenamiento para los ciudadanos perros.
Juego, juguete y jugadores.
En apariencia el nuevo elemento no tiene nada de extraño, ¿cierto?
Tristemente no es así. Los seres siniestros que aplican normas en el mundo perro han considerado que los canes son muy lerdos para poder jugar por sí mismos y, por lo tanto, deben ser entrenados en la manera correcta. Deben aprender a usar los juguetes creados para ellos e incluso estos objetos tienten reglas propias como: un tiempo para usarse y un lugar definido. Además, en el terreno de los juguetes se establecen competencias «para ser el mejor»: la calidad de los juguetes es igual al amor de la persona que los compra.
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Dos juguetes similares, pero de calidades diferentes, no pueden interactuar sin causar problemas.
Un juguete en buen estado es indicador de un cachorro responsable y cuidadoso.
Los juguetes tienen un género asignado (y pobre del mortal que se atreva a intercambiar roles).
El infante no puede modificar el juguete porque corre el riesgo de arruinarlo mientras lo personaliza en sus juegos.
Un juguete está diseñado con un propósito y solo un propósito (algunos incluso tienen instrucciones detalladas por si el ciudadano perro es muy torpe para entenderlo por sí mismo).
Los juguetes se actualizan regularmente y si no tienes el de temporada no eres amado.
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Un buen resumen de este extraño adiestramiento con los juguetes puede ser el siguiente:
—¡Trae la pelota, chico! ¡No! Perro tonto, no te persigas la cola, no muerdas la pelota. ¡Tráela! ¡Muy bien! ¿Quién es un buen chico? Tú lo eres~, tú lo eres~.
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Casi puedo escuchar la réplica: los gatos son igual de tontos, persiguen luces, pelotas de estambre y pequeñas varitas. ¡Claro que sí! Se trata de juegos, todo el ego y la dignidad son ignorados y se da preferencia al acto de DIVERTIRSE.
Por eso tenemos tantos videos de gatos haciendo los mejores ridículos mientras juegan.
Los gatos a cualquier edad se divierten con los más variados accesorios, pero mantienen la regla de la infancia. Es más importante el juego y los jugadores; el juguete y su valor son secundarios.
Un gato no puede ser entrenado para traer la pelota, juega CUANDO, se le da la gana a la HORA que quiere, con quien quiere y usando objetos que para EL FELINO sean divertidos. Ya sea, un poste de rascar de nogal valuado en 5000 dólares, un cordón de zapato o el dedo gordo del pie en su humano. Si es momento de divertirse, la infancia regresará una y otra vez al gato.
Los juguetes son complementos del juego, no el núcleo. El residente felino puede encontrar diversión con juguetes que los ciudadanos perros consideran obsoletos, aburridos o infantiles, ya que no LIMITA su uso y tiempo como se enseña en el entrenamiento perro. En cierto hogar, la vieja consola de play-stamion es tan (o más) divertida que al momento de comprarla, puesto que ahora el dueño juega con sus pequeños. El nuevo reto es derrotar al hijo usando solo una mano para el control del juego. En otra casa se utiliza el video juego más moderno y las partidas en ultra alta definición se vuelven feroces competencias de pareja en las que el perdedor lavará los platos del día o dará un masaje de pies a su compañero. En otro hogar muñecas de la infancia no acumulan polvo en una caja, se convierten en princesas renovadas que se demandan una a la otra en una corte de cartón por los derechos de custodia de los peluches de felpa. Para otra casa, el muñeco decolorado y musculoso de acción se convierte en una excelente forma de parodiar al horrible jefe del trabajo en una plática nocturna.
Estos ejemplos de juegos son: ¿Indignos? ¿Reciclados? ¿Extraños? Busca cualquier video de un gato divirtiéndose poco, le importa un estatus en ese momento.
Considera los juguetes que tienes o tendrás con un enfoque felino, es decir, cínico y cómodo. ¿Estoy disfrutando el juguete por su utilidad para mí o por las promesas difusas de diversión que me asegura cierto anuncio? ¿Obtenerlo primero me dará más diversión o es un tipo de competencia perruna?
Los juegos son divertidos, no los limites a una sola época de tu vida o a una colección de objetos específicos. Solo diviértete.