quinta

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―¿Qué? ¡Oye, suéltame idiota!―El cuerpo de Jisung sobre el suyo le impedía totalmente el movimiento. ¿¡Que mierda le pasa!?

Jisung no contestó. Por un momento pensó que estaría bromeando, pero su silencio y su desnudez lograban desechar esa idea. Intentó mirarlo a los ojos, pero su cabello se lo impedía, miraba hacia abajo. Hyunjin no estaba seguro de qué, pero comenzaba a sentirse asustado. Parecía ¿dormido?

―Jisung... ―Le habló moviéndolo un poco de sus brazos, pero no respondió. Siguió en la misma posición, sobre Hyunjin y su rostro perdido.―Mierda, Jisung ya―De un movimiento demasiado repentino, sus manos fueron arrastradas hasta quedar sobre su cabeza, con los brazos extendidos en su contra. Jisung se encargó de sujetarlo con fuerza, demasiada fuerza. Levantó su rostro, hasta dejarlo por fin frente al suyo. Sus ojos estaban oscuros, y su melena se ceñía a su frente.

―Vuelve a decir mi nombre.―Su voz es grave. Más ronca de lo que normalmente es.
―Y te follaré duro y sin compasión―El cuerpo entero de Hyunjin tembló por la amenaza. ¡¿Está hablando enserio?! comenzaba a preocuparse.

―Jisung, deja de jugar. Si esto es una broma, quiero decirte que no es graciosa, porque...―Una de sus piernas se colocó entre las de Hyunjin y las separó de golpe, interrumpiéndolo.

―Te lo dije...―Musitó.

―¿Qué? Oye no, yo...―una de sus manos le cubrió la boca, mientras la otra lo seguía sujetando. Y ahora si, Hyunjin se asustó.
Jisung scondió su rostro en la curvatura de su cuello y sintió un escalofrío cuando la punta de su cálida lengua le recorrió la piel fría. Lo hizo sin ninguna clase de gracia o mentira impregnada en el acto.
Como si Hyunjin no fuera su mejor amigo, o como si no fuera simplemente el.

El pelinegro intentó liberarse pero Jisung era demasiado fuerte. Ahora es cuando odia que el idiota tenga más fuerza que él.

Comenzó a murmurar su nombre, porque su mano seguía impidiéndole hablar con claridad,

Ahora si que estaba asustado.

Jisung descendió su cabeza, pasando su lengua por la piel del pelinegro. Depositó una mordida descuidada en la clavícula que logró erizarlo por completo. Mierda, allí no.

Apartó su mano de la boca de Hyunjin.

―Jisung ya. Quítate...―Ordenó en cuanto quedó liberado. Pero él sólo lo ignoró y colocó su mano libre sobre el lugar menos apropiado.
―No...―Comenzó a masajear a Hyunjin, pasando la palma de su mano con movimientos circulares. ―No toques... Allí―Suspiró con voz baja. La gran mano siguió acariciandolo, cambiando ahora su trayectoria y haciéndolo de arriba a abajo. ―Mierda... Se siente bien... Jisung..No ya, ya deja...― Rogó con voz temblorosa. Pero poca atención le dió, pues la mano entera se cerró sobre la nueva erección por sobre su ropa. ―¡Jisung!― No sabía por qué lo hacía sentir tan bien, no debería.―J...Jisung, esto no...―El nombrado movió su mano y la metió dentro del pantalón de pijama y el boxer. Toda su mano sujetó el pene erecto del pelinegro, amoldándolo en su palma caliente. Gimió

Oh Dios no. Esto no es correcto.

―Si te gusta...― Las roncas palabras sacudieron sus sentidos por completo. Jisung comenzó a bajar y subir la mano a lo largo de su miembro. Cerró sus ojos, sus brazos sujetados hacia arriba por Jisung estaban casi entumecidos. Pero el placer que comenzaba a sentir hacía que se le empezara a olvidar. ―Te gusta mucho― Besó debajo de su oreja y suspiró cerca de ésa misma. Hyunjin sintió cómo uno de sus dedos dibujaba el contorno de su punta húmeda. El cuerpo entero le tembló.

Sí, si me gusta. Esto me gusta mucho.

Jisung apretó su erección entre los dedos y acarició su sensible piel con parsimonía. Cada roce comenzó a estremecerle. Demasiado placer, demasiada lentitud.

Sexomnia〃Hanjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora