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Abrí lentamente los ojos solo para darme cuenta de que Derek estaba sosteniendo mi mano mientras su cabeza descansaba sobre su brazo que a su vez estaba sobre la camilla de hospital, no sabía que sentir al respecto.

Lo ví removerse un poco e intenté apartar mi mano pero solo logré despertarlo.

— Hola lunarcito, ¿Cómo te sientes?

No se porque una sonrisa inconsciente se formó en mis labios y la voz de Scott pidiendo que lo cuidara me hizo cuestionarme si en verdad lo amaba tanto.

— Bien, me alegra saber que estás aquí.

El acaricio mi mano mientras una pequeña sonrisa se posaba en sus labios.

— Cuando leí el mensaje, ¿Porque no me dijiste que tú eras el amigo de Scott?

Me encogí de hombros, no tenía ánimos de decirle que en realidad era su novio.

— No quiero la lastima de las personas.

El negó de inmediato.

— Jamás te tendría lastima, nunca lunarcito.

Apreté su mano entre la mía consiguiendo que el se levantará un poco y luego dejara un beso sobre mis labios, ¿Que se supone que estaba pasando?

— Por cierto, nos dieron chance de entregar el proyecto a finales del mes.

Fruncí el ceño ante eso.

— Pero si tenemos toda una semana para concluirlo –le dije y él negó.

— Eso fue hace dos semanas, al parecer tu cuerpo se auto introdujo al coma, pero conseguí que uno de mis amigos nos tome apuntes.

Le asentí para luego fruncir el ceño.

— ¿Cómo que nos?

Derek se ruborizó para luego admitir que a estado todas estas dos semanas conmigo y con el tiempo que llevaba aquí, algo dentro le dijo que las mariposas podían revivir.

— ¿A qué te refieres con eso?

Derek se volvió a acercar y me volvió a besar, está vez intenté corresponderle pero parecía que había olvidado como se besaba.

— A qué me gustas, es extraño, porque siento como si alguien me dijera que es correcto sentir esto por ti.

Le asentí para luego girar mi cabeza al escuchar que la puerta se abría.

— Te traje algo de desa... ¡Mieczys!, Me alegra que hayas despertado ya me estaba cansando de soportarte.

Lo mire confundido para luego abrir los ojos en grande al recordar que dijo que podía comunicarse con Scotty, osea, con los muertos.

— Gracias por la comida Karl.

Fruncí el ceño y estaba por decirle que ese no era el nombre del ojiaqua pero al parecer a Theodore no le molestó que le dijera así.

— Bueno me retiro, volveré más tarde.

Le agradecí por haberme traído al hospital y por todo en si, aunque aún me quedaba una duda y era averiguar cómo es que el puede hablar con los muertos.

— Casi se me olvida, iré a avisar al doctor que ya despertaste, mientras come un poco, ya vuelvo.

Se levantó y antes de salir dejo un beso corto sobre mis labios.

Cerré los ojos con fuerza para luego abrirlos y ver la comida.

— Lo cuidare pero no prometo amarlo Scott –dije después de dar una rápida barrida con la mirada a toda la habitación y luego comer un poco del pan tostado que estaba sobre la bandeja.

— Supongo que tú le chismiaste a Theodore que me gustan así –lo afirme viendo a la nada y sintiéndome como un loco al hablar solo.

— De hecho fuiste tu.

Me sobresalté y mire a la ventana donde pude ver cómo las persianas se movieron un poco pero eso era imposible a menos que alguien las moviera.

— ¿Cómo que fui yo?

Ya no recibí respuesta pero una brisa de aire relajante me envolvió.

— Cuando estabas en coma tu alma salió un par de veces.

Escucho otra voz algo ronca y algo madura, cómo la de un viejito.

— ¿Porque los puedo escuchar ahora? –cuestioné y en eso la puerta se abrió sobresaltandome.

— Joven –saludo el doctor por lo cual le dedique una pequeña sonrisa.

— ¿Cuando podré irme? –cuestioné después de unos segundos.

— Oh, supongo que los hospitales no le gustan.

Baje la mirada avergonzado y fruncí el ceño al ver un tercer par de pies, levanté la vista y pude ver a un señor mayor, sentí como mi respiración comenzaba a faltar y cuando el hombre desapareció fue que me aterre más.

— Tranquilo muchacho, te irás en cuanto te haga los estudios pertinentes pero debes de cuidar no alterarte.

Le asentí y le sonreí como pude, Derek luego se colocó a mi lado y tomo mi mano para luego dejar un beso el ella.

— Tranquilo, se que los hospitales dan miedo, juraría que a veces escucho personas hablar en los pasillos pero cuando me fijo no hay nada, da miedo pero siempre que volvía a tu lado eso se iba.

Me solté de su mano y como pude me acerque a abrazarlo.

— Hagamos una promesa, si alguno de los dos se vuelve loco por escuchar o ver cosas que no están, nunca nos dejaremos.

El asintió y dejo un corto beso en mis labios para volver a abrazarme y dejar otro beso en mi cuello.

— Nunca nos dejaremos.

Tal vez no era bueno cumpliendo promesas, pero si ya había dicho que intentaría no dejarlo, al menos tenía que esforzarme, aunque eso implicará aceptar cada beso o atención de su parte.

Continuará...

Espero les guste.

26-06-22

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⏰ Última actualización: May 01, 2023 ⏰

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10 Pasos Para Tenerte A Mis Píes || SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora