15 de octubre de 2021.
Diez minutos. Diez minutos pueden parecer siglos cuando se trata de una clase de Global Economics. Es viernes y aunque el finde no se presenta especialmente atractivo, quiero salir de la facultad cuanto antes y olvidarme por unos días de mi caótica vida universitaria. No hay nada que se me dé mejor que eludir responsabilidades.Hace días que el otoño llegó a Cantabria, pero hoy llueve con especial intensidad. Las gotas de lluvia repiquetean en los cristales con la misma intensidad que las preocupaciones en mi cabeza. Además de tener que tener que repetir por completo el ensayo de investigación tras la ronda de seguimiento de hoy, esta tarde tengo clase de conducir. El miércoles me presento por tercera vez al examen práctico y estoy de los nervios. No creo en este tipo de cosas, pero, para conservar la poca estabilidad mental que me ha dejado el paso por la autoescuela, intento pensar que a la tercera va la vencida.
—Acordaos volver a enviarme la revisión de la literatura antes del martes.—Recuerda el profesor mientras recogemos. Resoplo y me apresuro a salir del aula. Una vez fuera, me acerco a mis amigos, que forman un corrillo en la puerta principal del edificio.
—Moni, ¿Sales esta noche?—Me pregunta Sara, quien pasa su brazo por mi hombro en cuanto me acerco a ellos.
—Que va. No pensaba salir con el día que hace, y mucho menos teniendo que repetir todo esto...—Musitó refiriéndome al ensayo y ruedo los ojos.—Bueno, me voy, que me está esperando Andrea.—Me despido de ellos señalando el coche de mi amiga e inicio una marcha apresurada hacia el mismo.
Suelo volver a casa en autobús, pero hoy, Andrea no tenía clase a última hora, así que aprovecho a que ella me lleve a casa. El trayecto en autobús resulta tedioso. Pierdo más de una hora en este. Además, tengo que coger un autobús urbano, que suele retrasarse, que me lleva hasta la estación de autobuses, desde donde sale el autobús para mi pueblo. Más de una vez lo he perdido y he tenido que esperar otra hora a que saliese el próximo.
—¡Mi chofer!—Saludo cariñosamente a mi amiga con un beso en la mejilla y un achuchón en señal de agradecimiento cuando me subo al coche, lo que no es habitual el mí.
—¿Estás bien? ¿Tienes fiebre?—Vacila poniendo su mano sobre mi frente. La verdad es que no soy nada cariñosa y las muestras de afecto por mi parte son bastante limitadas. Yo sonrío y asiento mientras me abrocho el cinturón.
—He estado mejor, la verdad.—Digo mientras ella se coloca las gafas de sol.—¿Te acuerdas del ensayo de Global Economics?—Ella asiente con la mirada fija en la carretera.—Tengo que repetirlo.—Suspiro y las lágrimas amenazan con brotar de mis ojos.
Desde que empezó el curso, la ansiedad está todavía más presente en mi día a día. Este curso no ha hecho más que empezar y ya se presenta muy estresante. En especial, este trabajo me trae por la calle de la amargura. No sé cómo empezar, mejor dicho, volver a empezar. No está relacionado en absoluto con el contenido de la asignatura y no tengo ni idea de donde buscar artículos científicos relacionados con el tema. Tampoco sé cómo cohesionar toda la información encuentro en un texto propio. La peor parte viene por la noche. Cuando me voy a dormir, recuerdo que no he avanzado con el ensayo. Prometo ponerme al día siguiente, pero soy incapaz de enfrentarme al folio en blanco. Si no soy capaz de hacer esto, no tengo ni idea de cómo voy a enfrentarme al Trabajo de Fin de Grado.
—Tengo algo que va a animarte. ¡Estoy segura!—Asegura Andrea emocionada y me dedica una mirada compasiva, que yo esquivo. Agarra mi mano y la mece con ilusión.
Daría lo que fuese por sentirme como ella lo hace ahora mismo. Ha sido capaz de sanar y volver a amar. Ese brillo tan característico ha vuelto a aparecer en sus ojos.
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Perfecto | Pedri González
FanfictionMónica Rubio Ortiz sabe que tocar fondo es la mejor opción para llegar a lo más alto. En su intenso camino hacia la perfección, se cruza con la joven estrella del Fútbol Club Barcelona, Pedri González López, quien la hará sentir como si brillase con...