3. Como cuando teniamos quince.

1.5K 52 33
                                    

23 de agosto de 2021.
Cuando ambas acabamos de arreglarnos, las proponemos ir a dar un paseo por la playa. Esta vez soy yo la que se sienta en el asiento del copiloto. Oigo como las dos niñas cuchichean durante todo el trayecto. Cathaysa insiste en algo mientras que Marina, constantemente, niega.

Cuando llegamos a la playa, está prácticamente desierta. Algo extraño una tarde de agosto en Cantabria. Paseamos juntas por la orilla de la playa, pero las dos amigas poco tardan en adelantarse y seguir cuchicheando.

—Parecen molestas.—Le digo a Andrea algo preocupada. Siempre trato de hacer que las personas que me rodean estén lo más cómodas posible. Cuando tenía su edad, los chicos de mi clase me insultaban a diario. Vivía en una entorno colmado de agresividad y miedo. Como es obvio, eso afecto en el desarrollo de mi personalidad y creo que es la principal causa de mi inseguridad.

—¡Vamos, Mónica! ¿No te das cuenta de que a Cathaysa la has encantado? Ella es la que me ha pedido subir a ayudarte.—Sí que es cierto que he notado que la canaria muestra una inexplicable devoción por mi.

Las chicas aminoran el paso y volvemos a unir a ellas. Cuando comienza a caer el sol, ya estamos cerca de un mirador. Cathaysa y Marina empiezan a hacer fotos para postear en sus historias de Instagram.

—Chicas, yo conozco una terraza con unas vistas increíbles, ¿Os apetece tomar algo?—Las pregunto.
Ellas aceptan mi propuesta y las indico que me sigan.

Caminamos por el sendero trazado al borde del imponente acantilado. Yo también tomo alguna foto. Cuando llegamos, nos dan una mesa algo apartada, lo que agradezco. Me apetece charlar con ellas tranquilamente. Estamos en el nuevo bar de moda. Hay un ambiente increíble para tratarse de una tarde de lunes. Mientras atravesamos la terraza llena de jóvenes, algunas jóvenes de su edad miran a la rubia sorprendidas, a lo que no le doy ningun tipo de importancia. Yo habría hecho lo mismo. Cathaysa tiene unas facciones tan exóticas como nunca antes he visto, que se cubre con su larga melena rubia, fruto de su inseguridad. Ojalá ella se viese como los demás la vemos.

Al sentarnos en la mesa, subo a mi historia de Instagram la foto que hice mientras caminábamos. Soy una persona muy discreta pero mis amigas siempre insisten en que suba contenido a las redes. Dicen que es la nueva forma de ligar, de mostrar que ahora estoy en el mercado. Ellas hacen hincapié en que un clavo saca otro clavo, pero ahora mismo, a mí solo me preocupa sacar el clavo gigantesco que tengo y sanar la herida por mí misma.

@monirubiort
📍Playa de Los Locos - Suances, Cantabria, España.

Tras ser atendidas, regaño a Andrea por pedir un cóctel con alcohol

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tras ser atendidas, regaño a Andrea por pedir un cóctel con alcohol. Ella tiene que conducir de vuelta a casa. Yo aún no tengo carnet de conducir y mi paso por la autoescuela es un tema que me lleva por el camino de la amargura.

—¿Tú no bebes?—Me pregunta Cathaysa.

—No, vaya. No me gusta especialmente.—Respondo. Ella asiente y sonríe.

Perfecto | Pedri González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora