Capitulo 3

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Lucius Malfoy se encontraba sumido en sus pensamientos en la penumbra de la habitación que les fue designada, el vino que yacía en su copa se balanceaba lentamente acorde a los movimientos circulares de su muñeca.

Ladeo un poco la cabeza hasta vislumbrar la marca tenebrosa que adornaba su brazo, todo el asunto le estaba carcomiendo la mente, pero al final, había llegado a una resolución bastante sencilla.

Servirle a su señor será siempre su única opción desde que decidió tomar ese camino, sin importar que sea lo que este pidiera él se encargaría de hacerlo al pie de la letra. El hecho de que haya sido justamente el señor tenebroso el que demando entrenar a su heredero para convertirlo en un gran mago sangre pura no era más que una oportunidad inigualable. Con ello no solo ganaba el respeto que tanto trabajo le estaba costando obtener, sino que además obtendría la seguridad de su heredero y su esposa. Uno permanecería bajo la tutela de uno de los más fuertes magos que era conocido y temido por el mundo mágico y se convertiría en un futuro en su mano derecha, mientras tanto Narcissa estaría segura bajo la vida llena de lujos y placeres que siempre se ha merecido, su adorada y fiel compañera.

En su mente trastornada y llena de cansancio e ideales que no eran propios, todos salían ganando sin ningún daño. Después de todo siempre estuvo dispuesto a aceptar lo que sea para demostrarle a su difunto padre que puede llevar aún más a la cima el apellido Malfoy, le demostraría a él y a todos los demás sangres pura que cuestionaron su grandeza

La puerta abriéndose lo distrajo de sus pensamientos, Narcissa estaba entrando con Draco dormido mientras lo arrullaba suavemente. Los observo por unos segundos antes de tomar de un trago lo que quedaba de vino, la decisión estaba tomada, no planeaba oponerse a su señor por ningún medio aun cuando Narcissa se opusiera con su alocada idea de una familia "normal".

Voldemort caminaba a paso seguro hasta el salón principal de la mansión, donde tantos años atrás sirvió para dar lugar a innumerables bailes donde se reunían renombradas familias sangre puras, pero que ahora solo le servía para torturar a sus segu...

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Voldemort caminaba a paso seguro hasta el salón principal de la mansión, donde tantos años atrás sirvió para dar lugar a innumerables bailes donde se reunían renombradas familias sangre puras, pero que ahora solo le servía para torturar a sus seguidores que cometían traición o como ahora, que sería el lugar perfecto para que la bruja que tenía en su poder le diera la profecía que realmente merecía.

El sonido de sus pasos llamo la atención de las dos personas que se encontraban en dicho lugar rodeando a Athelaya quien estaba tirada en el piso con múltiples golpes y heridas producto de los hechizos desenfrenados de Bellatriz.

-Mi señor. -Hablo Bellatrix y Lucius al unísono haciendo una pequeña reverencia, observando como Voldemort se detenía para ver con superioridad a Athelaya, cuyo cuerpo se alzó hasta estar frente a él.

-toma esto, apresúrate y entrégame una nueva profecía -exclamo sujetando con fuerza la barbilla de Athelaya logrando que abriera su boca y por ende ingresara la poción.

Athelaya aún se preguntaba porque ella tendría que ser partícipe de tan horrible plan, donde no solo arruinaría la vida de un inocente si no que en un futuro la vida de muchas personas correría peligro. Hizo el amago de escupir el líquido espeso, pero sintió un tirón en sus extremidades.

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