Capitulo 4

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Había pasado un tiempo desde la última salida de Draco en el callejón Diagon, por lo que se tomó su tiempo para deambular por las tiendas y curiosear la infinidad de artículos que vendían. Se detuvo frente a la multitud de niños que se amontonaban para ver la nueva nimbus 2000 cediendo a su fanatismo por ese deporte para ir a admirar de cerca dicha escoba.

Habiéndola observado con detalle se dispuso a irse a su siguiente compra cuando un montón de papeles apilados que estaban en la tienda continua salieron disparados a los lados o se destrozaron con un gran estruendo, las exclamaciones de sorpresa no se hicieron esperar y aunque eso no fue lo suficiente para sorprenderlo si lo hizo el hecho de sentir su magia un poco alterada, junto a una desesperación que nunca había sentido recorriéndolo por completo, pidiendo ir a un lugar desconocido para él, no fueron más de unos segundos lo que duro pero estos bastaron para desconcertarlo.

Los reclamos de la bruja que suponía era dueña de dicho lugar lograron que saliera del trance en el que había entrado, la mujer con evidente enojo preguntaba por el responsable de tal desastre obteniendo solo negaciones de parte de los niños que como si nada regresaron su total atención a la nueva escoba, soltando un resoplido saco su varita e intento dejar todo lo más ordenado que podía en su pequeña tienda.

Draco aun confundido se giró intentando encontrar la fuente de esa desesperación tan desconocida, frunciendo un poco su nariz en un gesto inconsciente de desilusión al darse cuenta que se trataba de un mago demasiado alto para su bien caminando a unos metros lejos de él, de hecho, podía asegurar que es la persona más alta que ha visto en sus cortos once años.

Sin embargo, cuando este se detuvo en una tienda logro ver a su lado un niño que había estado tapado por el tipo corpulento, por lo que observaba ese niño tenía más o menos su misma edad aunque no comprendía porque llevaba ropas mucho más grandes que su talla. Dicho niño sonrió asombrado por unos cachivaches que volaban arriba de ellos, ante ese pequeño gesto Draco sintió su rostro calentarse y a su magia escapando de su control, segundos después escucho el ruido de los papeles explotando y a la misma bruja quejándose con frustración.

Sin comprender muy bien aún decidió dejarlo pasar como un incidente al escuchar a lo que suponía era un muggle a su lado diciéndole la hora a su hija cuyo cabello estaba espantosamente desordenado. Le habían dejado salir "solo" con la única condición de que no tardara más de cinco horas y ya llevaba dos de ellas gastadas en su ocio. Resignado siguió su camino hasta la tienda de Varitas Ollivanders sin percatarse que el niño con ropa grande regreso su mirada a él, curioso también por lo que había sentido.

Salió de dicha tienda satisfecho con su compra, siendo que Ollivanders le felicito por haber sido elegido por tan grandiosa varita, prometiéndole que le ayudaría a ser un gran mago en un futuro.

Habiendo cumplido con sus compras busco entre la multitud bulliciosa para confirmar que la persona que lo había seguido aun no regresaba de comprar algunos de sus libros restantes en el callejón knockturn así que aprovechando se dirigió con determinación hasta Gringotts, lugar donde escucho a escondidas decir a su madre que visitaría su padre siendo esta la única razón del porque insistió tanto en realizar se día sus compras.

Su deseo de verlo, de hablar con él aunque sea una vez era mayor al dolor que experimentaba por los castigos de su madre y ahora que sabía era dueño de una varita poderosa estaba mucho más ansioso por que lo felicitara como lo hacía su señor. Estaba consciente de que no sabía que apariencia tenía su padre y que tampoco podía ir preguntando por allí cuando se suponía que eran una familia de los sagrados 28, por lo tanto quería confiar en que lo reconocería por su instinto, después de todo era su hijo tenía que tener algún parecido con él.

Sin embargo, no importo que lo espero el resto del tiempo que le quedaba, ni siquiera las otras dos horas en las que paso preguntando por cosas que claramente ya sabía a los asistentes de dicho lugar, su padre no apareció, o quizás si lo hizo pero él no se dio cuenta. Salió del lugar ahora frustrado y enojado con el mismo por su estupidez.

Mano Derecha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora