d o c e.

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La mente del rubio estaba completamente vacía, no entendía por qué la cara de todos cambió apenas llegó aquella persona enmascarada. El peliverde lo alarmó aún más al ejercer presión en su brazo de nuevo para sacarlo de allí en ese momento.

Mirio, de manera instintiva, empujó con su brazo a los cuatro adolescentes para que permanecieran detrás de él, sabía que cuando él aparecía, todo podía cambiar abruptamente.

—Acabo de felicitarte, ¿Acaso no escuchaste o simplemente eres un maleducado? —concluyó mientras reía y tapaba su boca.

Tamaki no hizo más que mirarlo fijamente mientras su mente le recordaba una y otra vez que debía mostrarse imperturbable ante su presencia, no podía flaquear.

—¿Cómo no oírte? Si eres el ser más escandaloso y menos discreto que existe. —respondió cruzándose de brazos mientras levantaba su mentón hacia él.

El enmascarado sonrió y soltó una serie de carcajadas seguidas de aplausos, sin dejar de mirar a través de aquella pieza de plástico, tela y brillantina los oscuros ojos del contrario.

—Vaya, vaya... Se nota lo mucho que has cambiado, eso no parece el tipo de cosa que diría el antigüo Tamaki... —concluyó, carcajeandose mientras se acercaba a él.

Mirio, a un lado de su novio, fue capaz de notar como éste tragó saliva y se tensó, cosa que lo frustró aún más al escuchar los murmullos y expresiones de sorpresa de los presentes.

—No existe absolutamente nada de lo que fue el antigüo Tamaki —aseguró, apretando sus puños mientras respiraba algo forzado—, Octopus es quien soy ahora, deberías soltar el pasado y actualizarte.

Izuku volvió a jalar el brazo del contrario, quien forcejeaba con él sin entender por qué el menor quería sacarlo de ahí.

—Katsuki, deja de ser un idiota y camina. —pidió el más bajo, intentando escapar de la multitud aglomerada junto con el cenizo.

Éste hizo caso omiso, por su parte solo jaló el brazo del menor para que se quedara junto a él a observar lo que sucedía.

—¡Te dije que debemos irnos! —le reclamó en voz baja.

—No me iré sin una respuesta, Deku. —contestó, negando con la cabeza.

—¿Respuesta? ¿A qué demonios necesitas buscarle una respuesta? —le cuestionó, más frustrado que nunca.

El sonido de unas fuertes carcajadas interrumpieron su discusión, mismas provenientes del mismo enmascarado quien ahora estaba mucho más cerca de la cara de Tamaki, quien lo retaba con la mirada, casi sin parpadear.

—Mira quien habla de soltar el pasado ahora, ¡Esto es realmente irónico, joder! —soltó, riéndose descaradamente del delgado chico al lado de Mirio. —¿No eras tú quien hace unos años me ro...?

—No creo que sea necesario traer temas personales a la conversación. —interrumpió Mirio, destrozando con la mirada la cabeza del hombre frente a él.

Luego de mover un poco la cabeza pudo observar que Tamaki clavó su mirada en el piso mientras ejercía una fuerza mayor a la usual en el agarre de su patineta, cosa que pudo notar por la perdida de color en sus nudillos y la notoria  hiperpigmentación en sus rojizos dedos.

—¡Pero miren nada más, si ahora Tamaki hasta tiene un abogado personal! —soltó, agarrándose la barriga mientras reía sin parar.

—¿Viniste solo para burlarte e intentar pisotear a los demás de nuevo? —cuestionó Tamaki, rodando los ojos agotado.

El contrario solo suspiró sonriendo y dió una vuelta con delicadeza mientras avanzaba alrededor de él.

—Pensé que sería una buena idea venir a divertirme observando los nuevos talentos, pero ahora me doy cuenta de lo entretenido que es molestar a los perdedores de siempre.

Cool Kids| k.dDonde viven las historias. Descúbrelo ahora