Chapter 6

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Narra Allen:

Miré hacia a los demás entrenar desde arriba. Papá los había dejado en aquel piso tan abajo que parecían hormiguitas de tan lejos que estaban.

Una muequita, casi como una sonrisita salió de mis labios al notarlos viendo hacia arriba. Los saludé pero nadie respondió mi saluda a excepción de klaus.

—No deberías distraerlos... sabes lo importante que el entrenamiento es para ellos, allen.— la voz de vanya me hizo mirarla.

—Porqué no podemos jugar con ellos?.— pregunté hacia a ella.

—Papá dice que no tengo nada de especial... en cambio tú, aun no lo entiendo, tienes radiactividad en tu cuerpo, eso es raro y fabuloso, es... fabulosamente raro.— sonrei hacia a ella.

—Luego del entrenamiento puedes jugar conmigo a la pelota?...— pregunté algo esperanzado pero su respuesta negativa me hizo perderla.

—Cinco y yo quedamos en la biblioteca para leerme un libro que consiguió hace poco para mi...— sonrió.

—Que libro?.— pregunté curioso.

—Las aventuras de tom sawyer...— soltó. Yo fruncí el ceño.

—Pero ese libro termina en...— ella negó tapandome la boca de inmediato.

—No quiero saberlo, cinco lo consiguió para mi al fin, quiero escuchar como terminar gracias a su voz y no a tu cabeza prodigiosa aburrida que tienes...— suspiró.

—Si, lo siento... se me fue.— reí bajando la mirada. Ella asintió.

—Muy bien...— la voz de papá nos hizo acercarnos de nuevo al barandal. —Tendrán 5 minutos para llegar aquí arriba, el primero en llegar tendra una muy buena compensación, el último un debido castigo así que espero se esfuercen...— explicó. Papá me miró alzando su ceja, yo sonreí timido. Volvió su mirada a la libreta que siempre cargaba y luego de escribir algo, la cerró para mirar a vanya mientras asentía.

La chica de inmediato asintió y tocó el silbato.

Yo solo suspiré mirando todo desde arriba.

Yo también quería jugar con ellos...



































—Hola, klaus!.— sonreí viendolo entrar a mi habitación.

Me entusiasmaba mucho que al menos uno de mis hermanos no biológicos viniera a visitarme.

—Que haces por aquí?.— sonreí.

—Pasaba a visitar, aunque claro... te vi salir de la biblioteca de papá con un libro en particular, quiere decirme que planeas, chernobyl?. — reí al escuchar decir aquel apodo.

Hace días me llamaba así, sin embargo me vi obligado a leer un articulo acerca del desastre nuclear que sucedió en 1986 para entender mejor, porqué en un principio había sido confuso para mi el llamado: Chernobyl, hacia a mi persona.

—Vanya me dijo que cinco le consiguió un libro para leer esta tarde... busqué una replica en la biblioteca que papá tiene en su despacho y la encontré... quiero leerla tambien.— le mostré el libro mientras que el alzó su ceja.

—Que no tu mente ya leyó todos los libros posibles de esta casa y por eso eres asquerosamente listo?.— preguntó confundido.

—Ah, yo no... diría que asquerosamente pero sí, he leído todos para nutrirme de las palabras tan interesantes de cada uno de los escritores de estos libros...— dije emocionado.

—Pensé que papá solo te dejaba leer cosas cientificas, no cuentos baratos...— dijo.

—No son... cuentos baratos, solo... me gustaría que vanya o cinco quisieras leerlo conmigo también...— hice una mueca viendolo.

—Estás celoso porqué cinco le lee un cuento a vanya y no a ti?.— preguntó riendo.

—¿Celoso?.— dije confuso.

—Ay vamos, allen... solo te centras en ellos... no, aguarda... te centras solo en cinco... en serio no te gusta o algo así?.— preguntó pícaro.

—A cinco le gusta vanya...— el me interrumpió.

—Y yo te pregunté si te gusta, no quien le gusta a cinco...— rió. —Vamos... confía en mi, puedes hacerlo!.— sonrió.

—Te lo diré si lees conmigo el libro...— sonreí. El carraspeó.

—Oh dios, debo ir a... a... a ver si ya pusieron la marrana, adios, chernobyl!.— sin mas, desapareció de ahí.

Fruncí el ceño, klaus a veces era raro.

—Que le costaba decirme que no?.— refunfuñé mientras me dirigía a la biblioteca.

Estaba seguro que vanya y cinco seguirían ahí, lo pedía con todo mi corazón!.

—Le dolía un poco que su sagacidad le hubiera fallado, y se complacía de que Tom hubiera tropezado y caído en la obediencia por una vez. Pero Sid dijo: Pues mire usted, yo diría que el cuello estaba cosido con hilo blanco y ahora es negro.
-¡Cierto que lo cosí con hilo blanco! ¡Tom!‐ Pero Tom no esperó al final.— sonreí al escuchar la voz de cinco leer cuando entré a aquel lugar.

Al caminar acercandome un poco,  noté a aquellos dos chicos sentados a la par mientras tenían un libro en sus regazos y leían o bueno... cinco leía, porqué vanya solo disfrutada la dulce melodía de aquella voz mientras contaba la historia.

En silencio me senté en la mesa tras de ellos para "leer" pero yo también quería escuchar la historia de los labios de cinco.

Si bien, ya había leido el libro un par de veces, esto era mucho mejor que aburirme en aquella desolada y triste habitación.

—Al escapar gritó desde la puerta: Sid, buena zurra te va a costar.- Ya en lugar seguro, sacó dos largas agujas que llevaba clavadas debajo de la solapa. En una había enrollado hilo negro, y en la otra, blanco. «Si no es por Sid no lo descubre. ¡Caray! Unas veces lo cose con blanco y otras con negro. ¡Por qué no se decidirá de una vez por uno u otro! Así no hay quien lleve la cuenta. Pero Sid me las ha de pagar, ¡reconcho!».— seguía leyendo.

Sonreí, esa parte siempre me daba algo de risa pero no podía ni debía reirme, no si quería quedarme.

—No era el niño modelo del lugar. Al niño modelo lo conocía de sobra, y lo detestaba con toda su alma. Aún no habían pasado dos minutos cuando ya había olvidado sus cuitas y pesadumbres. No porque fueran ni una pizca menos graves y amargas de lo que son para...— suspiré en silencio.

Jamás lo había notado pero cinco...

Cinco tenía una voz única, una muy significativa para mi.

Con algo de nerviosismo al haber pensado en ello, retrocedí, ya no quería estar aquí por lo que tomando el libro, intenté salir pero un ruido sordo se escuchó.

Gemí del dolor y si... si había pasado lo que pensaban.

Había tropezado y ahora tenía a aquellos dos chicos delante de mi, mientras me veían molestos.

—Que haces aquí, allen?.— la voz gruñona de cinco se dió a escuchar haciendo que mi nuca se tensara.

Genial...

House Of Memories [Cinco Hargreeves & You] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora