Una Nueva -y codiciosa- Ruta Lujuriosa (A Re Zero Fanfiction)

Capítulo III

- Para este punto, hasta yo creería que este lugar está embrujado, o tiene colocada alguna idiotez atrayente y mágica, o algo de ese estilo.

O quizás.. Tal vez te guste secuestrar doncellas puras e indefensas, y llevarlas a lugares remotos y oscuros, oh por Od ¿será que estamos en peligro chicas?

Echidna... No continúes tentando a tu maldita suerte, y haz el favor de callarte de una maldita  vez.

¡Ver a Ner-Ner furiosa hace que mi cuerpo se estremezca, y mi hambre aumente también ~tsu!

Demasiadas *hah* quejas para un solo día, *hah* muy cansado....

¡Nerva, tienes que relajarte, o volverás a asustar a Barú!

- ¡¿Y quien les dijo que yo estaba asustado para empezar?!

Para cualquiera por fuera del escenario presente en el que estaba el adolescente de ojos desagradables, podrían haberlo tachado fácilmente como un lunático, o un rarito que se había colocado más polvo de piedras de las que debía, pero no es que a él le importara, ya era tratado así en su antigua vida, pero el escenario que lo había traído de vuelta aquí era lo que estaba manteniendo en ascuas.

Y es que después de haber dejado a un confundido Kadomon a medio despedir en su puesto, y prácticamente haber escapado del sitio para evitar las miradas intensas de las personas que habían visto su escena anterior, el chico había rehuido de hablar con las supuestos espectros que residían en el cristal que hasta hace poco había finalmente notado, colgando pacíficamente en su cuello...

Sólo para que al final se encontrara nuevamente en el mismo callejón oscuro, que en sus anteriores vidas fue motivo de problemas y encuentros, y ahora parecía ser el lugar en el que su parte inconsciente había querido ir para poder quedar fuera de la visita pública; eso sí, podía irse despidiendo de su plan original de contactar a Reinhard sin la escena vergonzosa de "dama en apuros" que el mismo había creado en el pasado.

- Supongo que hay cosas que no se pueden cambiar ni regresando en el tiempo.

Sentándose nuevamente en los gradas como lo hizo en su primer ciclo para secarse tras haber sido arrojado a un canal, el chico sólo estaba respirando de forma lenta y acompasada, par de manos sobre sus ojos cerrados, y el cristal de piroxeno (ahora desprendido de su cuello) dejado reposando tranquilamente sobre la funda de comestibles enfrente de él; la cabeza le dolía como si hubieran usado su cerebro como una maldita pelota de Soccer, pero debía componerse, no sabía cuánto tiempo le quedaba antes de que el grupito de Ton, Chin, y Kan apareciera, y el tuviera que empezar a hacer todo el teatro de nuevo para traer a su amigo pelirrojo, pero no podía simplemente hacer a un lado la situación que se le presentaba en el presente, el necesitaba respuestas.

Retirando con lentitud una mano de sus ojos, decidió inspeccionar con la mayor cautela que pudo reunir, a la misteriosa piedra que había aparecido como la nueva variante de este bucle.

Si tuviera que simplificar su descripción, él podría decirte que era una versión mucho más grande y aparatosa del cristal que tenía Emilia y en el cual residía Puck, solo que habían un par de diferencias puntuales a parte de su tamaño: su forma no era la de un rombo común de 3 dimensiones, sino que era una gema hexagonal con diferentes divisiones que remarcaban sus seis lados, junto a un hexágono más pequeño en su centro; no poseía ningún tipo de color superpuesto a diferencia del de ella, y este era gris claro en sus lados, y un gris más oscuro rayando a negro en la forma del centro; a pesar del tamaño considerable no era pesado, y sus bordes terminaban en la parte superior en una cadena de cuentas metálicas redondeadas de un color dorado, limpio y llamativo.