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—¿Vendrán mañana?—preguntó Axel. Estábamos Leonora, Yael, Daniela, él y yo en una aula vacía, teníamos clase libre y estar en nuestra aula no era lo que nos apetecía.

—¿En la noche?—pregunté y él asintió—No, que pereza.

—Vannia, es Halloween. Dulces, disfraces, diversión, terror—comentó Daniela.

—Diviértanse ustedes, a mí me da pereza. Tengo cosas importantes que hacer.

—No mientas, Vannia—habló Leonora—Tus "cosas importantes" es irte a encerrar a tu habitación y quedarte toda la tarde escuchando canciones de Camila.

—Es importante, Leonora—respondí—Todos los días tengo que escuchar Camila y a parte me duermo a las once de la noche—mentí.

—Te duermes a las dos de la mañana, Sofía—me corrigió.

—¡Bueno, no tengo disfraz!—me excusé.

—Vístete de... de... ¡ay, no sé, pero tienes que tener algún disfraz!—se levantó de su pupitre y comenzó a caminar de lado a lado pensando.

—Sí, el de diablita que use a los siete años, ¿si recuerdas la foto que te enseñé del Facebook de mi mamá la semana pasada?

Dejó de caminar por un momento y me miró mal, para que después de unos segundos sonriera y empezara a saltar se la emoción.

—¡Ya sé qué cosa tienes en tu clóset!—aplaudió feliz y emocionada—¡Nos vamos a vestir de Minions endemoniados!—gritó.

—¿Minions?—hablamos confundidos todos al unísono.

—¡Sí, nos ponemos un overol o un pantalón de mezclilla y arriba algo amarillo!—exclamó feliz—Los manchamos de pintura roja y nos hacemos algo en la cara para que parezcan heridas.

—No, gracias—hablé levantándome de mi pupitre para luego salir del aula. No había pasado una buena noche y no me sentía con ganas de nada.

—Deberías venir para relajarte un poco—escuché la voz que en estos días me ponía nerviosa. Pero no me gustaba, o eso creía...

—Haré el ridículo vestida de Minion diabólico.

—Entonces hagamos el ridículo juntos—me sonrió. Me mordí el labio intentando no sonreír.

—Lo pensaré, ¿de acuerdo?

—De acuerdo.

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—No debí aceptar que los cinco viniéramos de Minions. Esto es ridículo, Leonora—hablé molesta mordiéndome las uñas.

—¡Oigan, qué ingenioso su disfraz!—se acercó un amigo de Axel, que justo era el novio de Elaine.

—Fue idea de Leonora—habló Axel apuntándola.

—Pues muy buena idea, Leonora—la miró y chocó los cinco con ella.

—Me alegra que te guste, Emilio. ¿Ves, Vannia? No nos vemos ridículos.

Los ojos de Emilio se posaron en mí, lo que no quería. Yo sólo deseaba pasar desapercibida, que nadie me notara pero estaba claro que Ivanna no permitiría eso.

—Tú no te ves diabólica—se dirigió a mí—Te ves tierna.

—¡Ay, gracias!—hablé irónica.

—Es que tu altura no ayuda. Bueno, y también te ves así porque no te delineaste tus ojos de emo como siempre—comentó Yael riéndose. Lo miré molesta y preferí no seguir hablando.

—¡Emi, vamos a bailar!—se acercó Elaine. Nos miró a todos y cuando me vio a mi bajó sus ojos y después los subió de nuevo, analizándome.

Eso me hacía sentir tan mal, y tan nerviosa.

AloneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora