𝐒𝐢𝐬 𝐛𝐞𝐬𝐨𝐬 ❞

Atracament

Gustabo y Horacio, o como se los conocía ahora en comisaría; Dan y Fred, estaban patrullando en busca de algo que hacer.

Fred, hay un código 3.-Habló el de capucha azul.- Te lo marco.

Vale, caranabo. - Miro el GPS del coche y se dirigió hacia donde había marcado su compañero.

Al llegar pudo ver el coche patrulla con la matricula de "GOD" y se alegro.

Vamos perla. - Dijo el menor. - Que esta el súper.

Se acercaron y lo primero que oyeron fue:

¡Han roto negociaciones, todos al suelo!-

También fue lo último que oyó el superintendente.

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Se despertó en una sala de hospital que olía a medicamentos.

¿Que coño hago aquí?-Dijo en voz alta.

Su vista no se terminaba de acostumbrar a la luz, así que veía medio borroso, pero logró divisar una silueta.

¿Y quien cojones eres? - Volvio a hablar. - Te exigo que me lo digas, capullo.

Conway, soy yo, Fred. - Dijo una voz.

¿Y que coño hago yo en un puto hospital?-.

A Conway se le notaba nervioso cuando estaba con el Inspector Jefe. Esta no sería la excepción.

Recibió un balazo en el código 3 de hace dos días. - Comenzó el rubio. - Por si se lo pregunta, la comisaría sigue en pie, Volkov la ha cuidado en su ausencia.

No me puto jodas... - El mayor no se creía haber estado dos días en el hospital por una bala. -¿Y los agentes?

Todos en perfecto estado menos Dan y yo. - Contesto el rubio

¿Que os ha pasado? - Pregunto de nuevo. - No me digas que habéis roto un patruya.

No, no, es que íbamos con el audi y el carapinga de Dan lo chocó. - Respondió Gustabo. - Pero bueno, la peor parte se la ha llevado el coche, que está en el mecánico.

Vale-Dijo el mayor. - Vamonos.

Empezó a desenchufar se de las máquinas y en un punto, empezó a ver mejor. Gustabo estaba sentado en el sofá de enfrente de la camilla con un brazo roto.

¿Del accidente es eso? - Pregunto incrédulo.El ojiazul asintió. - Menos mal que ha sido solo eso.

Conway se quedó quieto en la camilla. Gustabo aprovecho para ponerse de pie y ponerse enfrente de él.

Tienes que descansar, Conway. - Dijo. - Voy a llamar a un doctor, yo me voy ha avisar que has despertado.

Se inclino y dejó un suave beso sobre los del contrario.

Nos vemos, viejo. - Despidió.

Salió y minutos después un enfermero le estaba volviendo a colocar todas las máquinas.