El Fuego Del Rey (Resubida)

Capitulo II: Un Nuevo Horizonte

En un bosque de árboles rojo carmesí se podía escuchar sonidos de danza, una danza realizada a lo largo del tiempo y el espacio, un evento tan común y sagrado como la danza del cazador y la presa no obstante esta presa no estaba corriendo del peligro si no en dirección al mismo. Durante la noche se encontraba un joven con apariencia apenas saliendo de la adolescencia de cabellos crespos color caoba claro de ojos negros y piel entre morena y clara (se denomina trigueño) haciendo frente a un ser cuya sola existencia desafiaba todo sentido de conocimiento, lógica y cordura que este poseía, una criatura de muerte y caos en busca de un manjar que sacie el gruñir de sus entrañas, esta había encontrado una presa culla presencia no representaba un peligro para ella, un diminuto y apetitoso espécimen que temblaba de miedo, su aroma y porte reflejaban un profundo terror y pánico, un almizcle que la bestia percibía y disfrutaba con obsceno placer.

La bestia se abalanzo de golpe contra su presa, tan rápido que esta apenas pudo percibir el cambio en esta, en pleno impulso la bestia presencio como el porte de su presa cambiaba de uno indefenso a uno dinámico, el cómo sus ojos se afilaron y su postura se hizo estable, listo para correr, la bestia pensó que pensaba en escapar, pero se sorprendió de ver todo lo contrario. El joven se impulsó hacia adelante a una velocidad que podía equipararse al de la bestia, bajando rápidamente la cabeza para que su cuerpo pasase por debajo de la pantera anómala que lo envestía, justo para después debajo de esta tomar su extraña cola de aspecto reptiliano y morder esta con fuerza.

GRUUAAAAA!

La bestia rugió de dolor y furia lanzando un zarpazo con sus garras envueltas en una ominosa aura escarlata en dirección al muchacho, este al percibir el ataque salto directamente hacia atrás dejando que el zarpazo del monstruoso animal cercenara su propia cola.

GRUAAAAAAA! GRUOOOOOR! GRUAAAAAA!

La pantera rugió de maneca escabrosa y encolerizada, jamás imagino que una presa tan pequeña y de aspecto tan indefenso le causase semejante dolor. La pantera observo detenidamente al individuo frente a ella solo para quedar pasmada por la visión de este, el ser que una vez miro apetitoso y temeroso ahora se encontraba erguido con una mirada afilada y fría, sus ojos parecían desprender una luz amarilla bastante tenue, su semblante era completamente distinto, pero esto no es lo que espanto a la pantera, su estado se debía a dos cosas en concreto, la primera era que el olor y esencia de miedo que este solía emanar fue reemplazado por un olor neutro imperceptible y la segunda razón, era la fuerte intención asesina que este joven desprendía enfocada hacia ella, la pantera en todos sus años de vida, que no eran pocos, había desarrollado a la perfección un sentido que toda bestia tanto mágica como comunes posee, uno que le permite saber que tan peligrosos son los demás seres hostiles a su alrededor, sea por fuerza bruta, habilidad o circunstancias especiales, la pantera las distinguía, y la cosa frente a ella emanaba un aura de peligro que le avisaba que se alejase de inmediato.

La pantera era un ser orgulloso y testarudo así que se negó a aceptar que la presa frente a ella de aspecto tan insignificante era peligrosa para ella, había vencido a cientos de otros monstros fuertes y había salido victoriosa siempre, pensó que esta vez no sería diferente así que volvió a atacar de frente esta vez con sus colmillos apuntando a la garganta del joven, este no se movió, sino que solo uso su antebrazo para recibir la mordida.

CROOANCH!

La pantera sintió la sensación de la carne entre sus dientes y el sabor de la sangre en su paladar, pero este placer no le duro mucho dado que el joven le propino un potente rodillazo en la tráquea a esta.

CRAAAK!

Se escucho un fuerte traqueo en los alrededores, la pantera en su pánico soltó un simple golpe que mando a volar al joven en contra de un árbol a una velocidad vertiginosa.