Recuerdos en guerra

Capítulo 3

(2022)
Mientras tomo mi café, charlo con el supuesto Tom y busco trabajo en una aplicación que acabo de descargar, escucho que la puerta de la cafetería se abre una vez más. De manera involuntaria, vuelvo mi cabeza hacia ella y veo entrar a un chico empaquetado en un traje color crema al que me gustaría verle un moñito en la cabeza para tomarlo como regalo de Navidad, aunque no sé porque, ni siquiera le veo la cara.
—Un cappuccino con mucha espuma y canela en lugar de chocolate, por favor.
Frunzo la nariz al escuchar su pedido y me gustaría sentir que pierde todo el encanto, pero no. De todos modos... Que horror ¿Canela? ¿A quién se le ocurre poner canela en lugar de un delicioso chocolate?
Sami corre hacia la máquina mientras Zabdiel le cobra y le pregunta cómo está. Al parecer se conocen.
—Primer día de trabajo después de... Ya sabes.
—¿Estás listo?
—Bueno, digamos que no puedo vivir recluido en mi casa toda la vida ¿No?
—No, claro, pero te veo nervioso.
—Porque lo estoy.
—Tu cappuccino, Chris —le dice Sami con una sonrisa dulce—. ¿Nos vemos cuando termines?
La carita de mi barista preferido se descompone y entiendo porque aún no le ha dicho nada a Samaira; tiene novio y es ese bombón que acaba de girarse con el café en la mano y me mira intensamente. En dos segundos toda mi piel se eriza al ver cómo sus ojos se dilatan y mi boca se seca. Al parecer le tiembla la mano o se pone nervioso, porque se tira el café encima exclamando un: Mierda; que lejos de hacerme gracia, como al resto, desencadena en mí un millón de sensaciones.
La habitación da vueltas, comienzo a ver doble y... Me voy a negro.

(1935)
Le miró con los ojos entre cerrados. No conseguía reconocer a su prometido en aquel rostro lleno de manchitas marrones.
—No era necesario que te tiñeras el cabello, Chris.
—Prefiero que me molesten a mí por la calle y no a ti, mi vida.
—Pero van a pensar que eres judío.
—Exacto. Eso es lo que pretendo.
—¿Estás loco? La gente se está volviendo cada vez más cruel.
—¿Y qué van a hacer, matarme?