Recuerdos en guerra

Capítulo 1

(1934)
—Christoph, mi amor, no puedes venir a ver mi vestido de novia.
—¿Quién ha dicho eso?
—Da mala suerte. Es mejor que esta vez vaya con mi madre y que lo veas sólo el día de la ceremonia.
—Por cierto, tenemos que hablar de eso, Athalia.
—Lo sé —agachó la mirada— pero aún no sé cómo decirle a mis padres que...

(2022)
Bajo las escaleras a toda prisa, ya llego tarde a trabajar y mi jefa me va a matar como no tenga su café en la mesa antes de aparecer.
Agarro la mochila que está colgada junto a la puerta, sin revisarla previamente y salgo de mi casa dando un portazo.
Llamo al ascensor y saco el teléfono para llamar a la cafetería donde siempre hago el pedido. Con suerte si lo tienen listo cuando llegue, no tendré problemas.
—Hola, ¿Zabdiel? —pregunto al escuchar una voz masculina.
—¿Otra vez tarde, Nat?
—Ya me conoces... —Se ríe al otro lado de la línea.
—¿Lo de siempre?
—Por favor.

Para cuando entro por la puerta es demasiado tarde, Lisa está plantada en la puerta, cruzada de brazos y dando toquecitos con su pie sobre el suelo.
—¿Qué excusa me vas a poner hoy, Natalia?
—La cafetería estaba abarrotada de gente, Lisa —comienzo a excusarme.
—No. No me vale, esa ya la usaste ayer. ¿No tienes nada nuevo?
—Eeeh... —Me rasco la nuca, nerviosa—. Está bien. Tengo sueños... Raros. Y no hablo de sueños eróticos, ojalá. —Carraspea y me mira perdiendo la paciencia—. No, de verdad, no te miento. No puedo despertar antes ni queriendo. No sé porque.
—Claro. Pues ya no vas a tener que hacerlo. Puedes coger tus cosas, estás despedida.
—No puedes hacerme esto, Lisa.
—Oh, claro que puedo. Estás despedida con efecto inmediato. Y puedes beberte el café. Pasé esta mañana yo misma y pude comprobar que no se llena tanto como me has hecho creer todo este tiempo.
—Lisa... —Quiero suplicar, pero no me da tiempo, ya se ha encerrado en su despacho.
Amo mi trabajo, aunque tenga la jefa más jodida del mundo. ¿Qué voy a hacer ahora?