"Primer encuentro".
Con el viento soplando un poco más fuerte moviendo la vegetación a su antojo, así como la suave y blanquecina luz de luna llena que lograba filtrarse por entre las nubes; fueron los únicos testigos del regreso de Harry Potter a su hogar, junto a su nueva adquisición.
El adolescente perpetuo caminaba a paso tranquilo y relajado, silbando ninguna melodía en especial, simplemente haciéndolo a un ritmo pegadizo y repetitivo.
Junto a él, y un par de pasos atrás, Laurent le seguía, quien ya había dejado de pelear contra la maldición, pues esta ya se había asentado y se había filtrado a lo profundo de su mente, quitándole todo libre albedrío al vampiro nomada.
De entre los árboles, helechos y matorrales, al fin salió su hogar, su hermoso y nada modesto hogar.
Al llegar, se dirigió hacia el garaje, y de ahí, directo al sótano; necesitaba un lugar para "resguardar" a su vampiro mascota.
Bajó las escaleras junto al nómada, y no le agradó lo que vio, pues era solamente un pequeño espacio de 10×10; eso no le funcionaría.
Levantando los hombros, soltó una respiración exasperada y sacó su varita; si bien no era precisamente necesaria para él para realizar cualquier pieza de magia, si la usaba para cuando algo requería de precisión y precaución, y esta era una de esas ocasiones, pues no quería provocar un accidente y terminar enterrado bajo toda su casa.
Aún que no muriera, y si dolía un poco tener todos los huesos rotos, lo sabía, pues un imbécil, hace nueve años, lo había arrojado por desde un sexto piso en un intento de deshacerse de la competencia en la industria Tabacalera; está demás decir que aquél imbécil está más muerto que Voldemort.
¡Las trituradoras de aquella recicladora de neumáticos eran asombrosas!.
Regresando a su tarea, Harry levantó el brazo, y haciendo una suave floritura desde la izquierda hasta la derecha, la madera, piedra, tierra y cantera que había por todo el sótano, así como fuera de el, comenzaron a temblar y a moverse de su lugar, flotando de aquí para allá en una extraña danza y haciendo una orquesta escandalosa por el crujir y golpear de los materiales entre si.
Diez minutos exactos después, aquel soso, pequeño y polvoriento sótano ya no existía, ahora era una cámara circular, con varios arcos que conducían a direfentes pasillos, llenos de oscuras y pequeñas celdas.
- Hmm. - se quejó Harry, pues si bien le gustó como quedó su nuevo calabozo, no tenía luz, electricidad para ser más exactos; y no es como si pudiera contratar un electricista para llenar de cableado y bombillos allí abajo.
- Eres mago idiota, y puedes hacer lo que sea. - esa molesta y lejana voz dentro de su cabeza otra vez que no sabía de donde venía, que extrañamente sonaba como Draco Malfoy; pero el bastardo siempre tenía razón.
Volteando a ver las piedras y tablillas que se habían apilado a su derecha , levantando de nuevo su varita y realizó otra floritura de ella, pensando exactsmente lo que quería.
Los materiales se elevaron en el aire y comenzaron a estirarse, amasarse y a moldearse como si de arcilla se tratase.
Un par de piedras, las mas grandes, dejaron de serlo y se transfiguraron en un enorme cáliz, que se dejó caer pezadamente justo al centro de la cámara circular; los demás materiales se transformaron en pequeñas versiones del cáliz y se repartieron por todo al rededor de la cámara y a lo largo de los diferentes pasillos y celdas, incrustandose en la pared en puntos estratégicos.
Un chasquido de los dedos de Harry después, el cáliz del centro se encendió, en una hermosa llama azul, trayendole recuerdos agridulces de ese fatídico cuarto año en Hogwarts.

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New Life
FanfictionSi se te presentara la oportunidad de elegir que hacer con tu vida, ¿Qué harías? ¿Reiniciar, o Continuar?, esa es la cuestión. - Harry se preguntaba. - No tengo tu tiempo mocoso, decide rápido. - Ya lo decidí... ¤ No soy dueño de Harry Potter ni de...